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Mexicanos Orgullosos

Por María Elena Maldonado/Argonmexico

En verdad que más quisiera que viviéramos en el mejor de los mundos posibles, pero vivimos en México, mi tierra, mi país; iba a decir mi orgullo pero se me atoró la frase ¿De qué podría enorgullecerme?

  El territorio que habitamos -lo que no hemos devastado, contaminado…- es aún hermoso, pero eso es gratuito. Tenemos una historia cultural única y envidiable, eso es una herencia a la que no hemos contribuido. Nuestra historia después de la conquista tiene sus altas y sus bajas, somos en muchos rubros pioneros en Latinoamérica. Los españoles hicieron una conquista militar y una espiritual, ya que las autoridades eclesiásticas influían casi en su totalidad en la vida diaria de los habitantes fueran nativos o venidos de Europa, basta recordar los terribles hecho provocados por el Santo Oficio. La ignorancia, el autoritarismo y el fanatismo han sido los motores de las matanzas, guerras, más crueles y absurdas que el humano haya cometido en contra de sus prójimos, pero ese es un tema tan triste como extenso. México participa en ese conteo de crímenes masivos inútiles a lo largo de toda su historia.

    Viajando en el tiempo llego a La revolución en la que se finca nuestra historia contemporánea, una guerra irracional que no sirvió para nada –atrevimiento que me costaría la expulsión de varias renombradas academias especializadas en este tema- fue un pleito de caciques, que regresaron al país 30 años atrás, antes del progresista mandato de Porfirio Díaz, que también tuvo sus muy obscuros capítulos, ¿Cuál no? pero al menos fue eficiente en poner un poco de orden, al comienzo de su presidencia el país contaba con 416 millas de ferrovía en servicio. Al final de su segundo mandato en 1910 México contaba con más de 15,360 millas, en su mayoría construidas por inversionistas británicos y franceses, pero el nacionalismo creciente a través de un plan elaborado por su secretario José Yves Limantour, en 1909, creo una nueva corporación paraestatal, Ferrocarriles Nacionales de México (FNM), ejerciendo control sobre las principales líneas a través de mayoría accionistas en las empresas. Habilidades que políticos posteriores no conocen.

    A causa de la “Revolución” el sistema ferroviario fue destruido, inutilizado o deteriorado por abandono. Cuando termino la revolución ¿hay una fecha clara de este final? la totalidad del sistema ferroviario fue nacionalizado entre 1929 y 1937. Años marcados por dificultades financieras por parte FNM. La empresa en manos del partido revolucionario acumulo un déficit operativo de $552 millones de dólares.

    En 1995, el gobierno mexicano anunció que FNM sería privatizada y la red ferroviaria se dividió en cuatro redes. Como parte de la reestructuración de la privatización, FNM suspendió el servicio ferroviario de pasajeros en 1997. El 4 de junio de 2001 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la extinción del organismo público descentralizado Ferrocarriles Nacionales de México.

     La época de la nacionalización de los ferrocarriles en México fue marcada por dificultades financieras por parte de FNM. La empresa acumuló un déficit operativo de $552 millones de dólares (37 % de su presupuesto de funcionamiento) en 1991. La competencia con otros modos de transporte de carga, tales como los camiones y el transporte marítimo, disminuyó la cuota de mercado de los ferrocarriles alrededor del 9 % o sea alrededor de la mitad de la cuota que tenían los ferrocarriles una década antes.

    Esa es sólo una de las tristes historias de nuestros bienes en manos de los gobiernos que hemos permitido acaben con los recursos y la economía. Una historia similar tiene nuestro petróleo, hoy dejaron morir nuestras refinerías, venden el país al mejor postor y saquean el erario, los recursos y nosotros nos quejamos en las sobremesas, cafeterías, redes sociales y no buscamos una forma efectiva de ponerlos a todos tras las rejas que es lo único que estos gandules se merecen. Que conste que recientemente me abstuve de repetir lo mismo, aunque cambia el tema del desatino, la ineficacia, el saqueo, acabo con lo  mismo, la culpa es nuestra.

    Debería de dejar de leer, ver, escuchar noticias, aseguro que estamos en el peor momento de la historia en la que para adornar el pastel de porquería Trump vino a darnos el empujón a la orilla del abismo y aquí estamos tambaleándonos a punto de la caída.

    Mientras los nefastos, rateros a los que pagamos sueldos exorbitantes, sin temor al abismo gastan nuestro dinero en absurdos; para muestra: ¿Ustedes sabían de la existencia del Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales (Indaabin)?. Son los responsables de administrar y evaluar los inmuebles del Gobierno federal, desde 2013 adjudicó contratos por 86.4 millones de pesos para edificar su Centro de Patrimonio Inmobiliario (CPI) en Coyoacán. Además está en proceso de iniciar la construcción de un Centro de Documentación en Periférico Sur por 46.2 millones de pesos. Más otro inmueble en Coyoacán por el que pago 145 millones, más siete en remodelaciones. El 23 de febrero nuestro eficaz secretario de Hacienda, José Antonio Meade inauguro el Centro del Patrimonio Inmobiliario que nos ha costado miles de millones en un absurdo concepto de “Oficinas Abiertas” y Compartidas, tendencia de moda en Estados Unidos.

Aquí lo que continúa de moda es el robo impune, engordando la ya obesa e ineficaz burocracia, en un país donde reina la miseria para qué carambas nos sirve un museo que documente los edificios que albergan una partida de ineptos y corruptos que deberíamos despedir a patadas. No –acá entre nosotros- no puedo decir que estoy orgullosa de mi país.

    La educación, el arte, la cultura, el comercio floreció durante la Colonia, tuvimos a Sor Juana Ines de la Cruz

Para entender cabalmente la complejidad de la época de la Colonia en México habría que analizar, en un principio, dos tipos de dominación española: la conquista militar y la conquista espiritual, y después, adentrarse en cómo fue el establecimiento de las ciudades españolas, cuál la situación de los naturales, cómo estaba constituido y cuál era el funcionamiento del gobierno colonial; la importancia de las autoridades eclesiásticas, las nuevas formas de moral y también el terror que inspiró el Santo Oficio todo ello sin olvidar, por supuesto, los estratos o castas de los que estaba compuesta la sociedad colonial.

No menos importante fue, por supuesto, el arte y la cultura en la Colonia que en cada siglo XVI, XVII y XVIII tuvo manifestaciones particulares, la vida cotidiana y el surgimiento del criollismo, de donde salió el conjunto de hombres que, finalmente, habrían de terminar con la Colonia y con la dependencia que, de España, tenía México antes de llamarse como hoy se llama.

 

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