ColumnasDestacadosDevaneos (Ma. Elena Maldonado)

Felicidad

Me acabo de enterar que el 20 de marzo fue nombrado por la ONU, el día mundial de la felicidad, Los Pitufos fueron nombrados sus embajadores para invitar a través de las redes sociales a moverse en pro de la felicidad, con el hashtag# SmallSmurfsBigGoals (pequeños pitufos, grandes metas). En esta sociedad en la que vivimos colgados de los teléfonos móviles; estos personajes azules nos recuerdan lo importante que es hablar, sin importar que nuestro interlocutor esté a nuestro lado o en la punta del mundo.

    Sucedió el lunes de esta semana y ¿Cómo celebrarlo? Estaría bien ser felices esas 24 horas. ¿Cómo? Supongo que todos hemos leído, escuchado esas frases que aseguran que la felicidad es una decisión personal. Que nuestra felicidad no depende de lo hagan los que nos rodean, no importa lo cercano de la relación que tengamos con ellos, sean madre, padre, hijos, cónyuges, amigos… así podemos entender que nuestra felicidad depende únicamente de nosotros.

     El diccionario dice: “La felicidad es una emoción que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada”. Y añade: “La felicidad suele ir aparejada a una condición interna o subjetiva de satisfacción y alegría. Algunos psicólogos han tratado de medir el grado de felicidad mediante diversos exámenes, y han llegado a definir la felicidad como una medida de bienestar subjetivo (auto percibido) que influye en las actitudes y el comportamiento de los individuos. Las personas que tienen un alto grado de felicidad muestran generalmente un enfoque del medio positivo, al mismo tiempo que se sienten motivadas a conquistar nuevas metas

    Creo que traducido a un lenguaje más simple nuestra “actitud”, obvio “una buena actitud” es lo que ayuda a encontrar esa forma positiva de enfrentar los malos tiempos y mantenernos lo más cercanos a la felicidad, ahora recuerdo La oración de la Serenidad y la frase que más me ayuda en los momentos complicados, es: Dios, dame la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar. Valor para cambiar las cosas que puedo; y sabiduría para conocer la diferencia.

    Independientemente de ser creyente o no, podemos establecernos en la serenidad para realizar esta evaluación de lo que sucede en nuestra vida y poder tomar el mejor camino a seguir.  

    No soy psicóloga, ni siquiera terapista, con lo que sólo muestro una opinión,  lo relevante aquí  es el nombramiento de la felicidad en boca de los “políticos” o en este caso de los gobernantes, ya que la historia del “Día internacional de la felicidad” tiene su origen en Bután, oficialmente Reino de Bután, es un país del sur de Asia ubicado en la cordillera del Himalaya y sin salida al mar. Limita al norte con la República Popular China y al sur con la India. Sucede que en 1972 al comienzo del reinado de Dragón IV quien con sólo 16 años decidió que la filosofía de su Gobierno se basase en hacer felices a sus súbditos y creo la Felicidad Nacional Bruta, considerándola igual de importante que la economía. Siendo el bienestar social un apoyo al crecimiento económico para alcanzar la felicidad de la población. Este concepto se sustenta en nueve pilares, que son bienestar psicológico, salud, educación, cultura, distribución del tiempo, calidad del gobierno, relaciones sociales, ecología y vivienda. En 2010 se realizó una encuesta al respecto, con el resultado de que la mayor parte de la población se encontraba en la media o por encima en el grado de satisfacción con sus vidas. De hecho, Transparencia Internacional lo coloca en el puesto 27 entre los menos corruptos de los 168 países enlistados, con una nota de 6,5 sobre 10 en 2016.

.  Fue el Reino de Bután quien presentó la iniciativa a la Asamblea General de las Naciones Unidas, posteriormente ellos el 28 de junio de 2012, declararon el 20 de marzo como Día internacional de la Felicidad e invitaron a todas las personas de cualquier edad, así como a las escuelas, negocios y gobiernos a celebrar todos juntos. Definitivamente estos últimos deberían seguir el ejemplo y considerar la felicidad en el mismo nivel de importancia de la economía. Es interesante que en la información se hable del lugar que ocupa este país en el listado de corrupción. Cabe suponer que establecen un paralelismo entre el bienestar de la población y el comportamiento honesto de un gobierno lo que en definitiva deviene en el uso adecuado de los recursos para darle a la ciudadanía todos los satisfactores que les otorguen la felicidad. Es definitivo –no lo digo yo- que un gobierno con servidores públicos eficientes y honestos, no trae permanentemente en crisis económicas y deficiencias de toda índole a la población que juraron cuidar a través del cumplimiento de las leyes.

    Pero como estamos en el manejo  de la premisa de no dejar nuestra felicidad en manos de otros, enfoquemos nuestro pensamiento y conducta en ello y celebremos cada día bajo estos principios felices. Conducir nuestra actitud por caminos positivos, sanando nuestras emociones, sanamos nuestro cuerpo y sanamos nuestras conductas. Suena fácil, pero podemos trabajar en ello. ¡Felices Días!

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