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Por Francisco Rodríguez
Ricos en coltán, pero en garras de la corrupción
Argonmexico / La fantasiosa lucha mexicana contra la corrupción se ha convertido en una jugosa mina de votos. La última vez produjo 30 millones de sufragios basados en la esperanza inútil de transformar las conductas, a veces hasta con códigos de ética de por medio. Detrás del no robar, no mentir y no traicionar, ñoñas promesas, se encuentran grandes crímenes jamás aclarados ni antes ni ahora.
Por ejemplo, las noventa y nueve concesiones mineras para explotar la tantalita que se encuentran en la región de la costa de Chiapas en la región del Soconusco, desde Arriaga hasta Tapachula. Otra está ubicada en tierras de Baja California y una más en Guerrero. Es una inmensa franja del territorio nacional que produce un elemento de gran relieve internacional.
La tantalita es un mineral casi tan abundante en México como el barro de sus tierras. Resistente al calor y excelente conductor eléctrico, la tantalita refinada es el elemento conocido más barato en el mundo para acumular y conducir energía a base de mano de obra menesteroso y procesado, capaz de hacer milagros.
La guerra del coltán ha producido tres millones de muertos
La Wikipedia apunta que es un recurso estratégico, imprescindible en la fabricación de componentes electrónicos avanzados. El tantalio obtenido a partir del coltán — una roca compuesta, principalmente, por los minerales columbita y tantalita– se usa principalmente en la elaboración de componentes electrónicos conocidos como condensador electrolítico de tantalio, un tipo bastante común de condensador presente en gran cantidad de dispositivos electrónicos, como en teléfonos móviles, computadoras o proyectos de alta tecnología.
Para darnos una idea de la “fiebre del barro” desatada entre las multinacionales telefónicas, cibernéticas, armamentistas y aeroespaciales es necesario saber que, por el momento, la mayoría de los instrumentos que incorporan alta tecnología, desde el celular, el satélite, el cohete espacial, hasta las armas de destrucción masiva, no son reciclables y el valor agregado que produce la tantalita es estratosférico.
Un kilo de coltán, la piedra barrosa que contiene la tantalita, vale actualmente doscientas veces más que un litro de petróleo Brent del Mar del Norte, con la salvedad de que “sólo” cuesta sangre extraerlo. La disputa por el coltán ha iniciado una guerra que en pocos años arroja tres millones de muertos. Y aquí hacemos como que la Virgen nos habla.
Despierta el apetito pantagruélico de europeos y estadounidenses
Amnistía Internacional reconoce haber perdido la cuenta del número de asesinatos, mutilaciones, violaciones, torturas y abusos derivados de la explotación sin misericordia de esta riqueza tecnológica. Los mexicanos estamos obligados a saber que la tragedia africana de la última centuria se condensa desgraciadamente en cinco letras: Congo.
La explotación despiadada, el tráfico de esclavos, el gobierno colonial despótico y la violación a los derechos humanos en esta república del África Central, más grande que Bélgica, Inglaterra, Alemania y España juntos, almacena en su vientre el ochenta por ciento del coltán existente en el mundo.
El río Congo cruza, desde el corazón ecuatorial de ese continente, hasta el Océano Atlántico, cientos de miles de kilómetros cuadrados de bosques tropicales y sabanas, riquísimas en barro radioactivo. Razones suficientes para alimentar, igual que en México, el apetito pantagruélico de europeos y estadounidenses.
Guggenheim, Morgan y Rockefeller, se forraron los bolsillos
La Conferencia de Berlín, en 1885, presidida por el insaciable Otto von Bismarck, fue el escenario para que los imperios europeos se repartieran el continente africano. Escrituró el Congo a nombre de Leopoldo II de Bélgica y éste, como buen Habsburgo, desató una de las brutalidades más extremas y horripilantes que se recuerden.
En un lapso de veinte años desapareció diez millones de personas de origen bantú. Por su parte, los capitalistas belgas y estadounidenses como Guggenheim, Morgan y Rockefeller, se forraron los bolsillos con las enormes ganancias de caucho, madera y aceite de palma. Durante la Segunda Guerra Mundial extrajeron los minerales esenciales para las maquinarias bélicas y el uranio de la mina Shinkolobwe del Congo fue utilizado para las bombas atómicas que se soltaron sobre Japón.
En 1960 surgió la figura de un joven sindicalista que encabezó la lucha anticolonial. Se llamaba Patricio Lumumba y era apoyado por las masas trabajadoras. Él fue quien espetó frente al rey belga Balduino I las nuevas esperanzas para el futuro en cinco sencillas palabras: “Ya no somos sus monos”, suficientes para que los intereses extranjeros montaran su numerito.
Carlucci, el ejecutor del asesinato de Lumumba, ordenado por EU
Todo tipo de campañas de desestabilización, financiadas por las sociedades mineras que explotaban desde entonces la extracción de diamantes. En agosto del mismo año, Ike Eisenhower dio la orden de matar al primer ministro Lumumba. Uno de los asesinos enviados para la tarea fue Frank Carlucci, quien después sería secretario de Defensa de Reagan y hoy es considerado el padrino de padrinos entre los aspirantes a halcones en Washington.
El 6 de octubre de 1961, Bélgica se unió a los planes estadounidenses y su Ministro de asuntos africanos, Charles d’Aspremont Lynden, ordenó en un simple cablegrama a Katanga: eliminarlo definitivamente, lo que sucedió sesenta días después. Para tapar la verdad, desenterraron el cadáver descuartizado por infinidad de torturas de Lumumba y lo disolvieron en ácido sulfúrico que proporcionó otra compañía.
La guerra del coltán ha provocado más de 2 millones de muertos
Cuarenta años después, en noviembre del 2001, el Parlamento belga asumió su responsabilidad en el asesinato, que hoy vuelve a ser nota de primer orden en el escenario internacional, pues la carnicería posterior al crimen produjo una lucha armada revolucionaria, combatida por un gobierno vendido que ha tratado de aplastarla.
La guerra por el coltán y la tantalita ha provocado hasta ahora más de dos millones de muertos, un poco más que los de la famosa lucha contra el narcotráfico en México. Las crueldades del imperialismo y el colonialismo consentido por los gobiernos títeres proporcionan lecciones sin límite.
Corriendo el riesgo de ser llamados historiadores revisionistas, estos obligados a recordar las palabras de un escritor laureado moderno: la ética es como la digestión, cada uno tiene la suya, a fe mía que sí. Hay que reflexionar que si las joyas del Congo están en el barro de sus tierras, las nuestras también.
El petróleo, la electricidad y los saqueados recursos naturales que ningún gobierno federal o local vigila, también despiertan ambiciones que, si no son controladas con experiencia histórica, auguran tragedias en el futuro inmediato.
Aquí: cortedad de miras y aldeanismo de ofertas políticas
En lugar de promesas incumplidas que resultan ñoñas, el no mentir, no robar, no traicionar, topan con una realidad que rebasa esa cortedad de miras, ese aldeanismo de ofertas políticas, en base al cual se cucharean los resultados de las encuestas patito que el régimen ordena con nuestros impuestos.
En lugar de proteger los derechos soberanos y los principios esenciales el interés público, la demagogia reeleccionista y populista de derecha, quiere seguir aferrada a un poder público que ya no los soporta. Y mientras, que todo se lo lleve el diablo. Ellos siguen firmando concesiones, pudiendo erigir sobre la tantalita, un ente de impacto internacional, muy provechoso para combatir nuestra pobreza, para atender las necesidades del hambre inminente.
El espíritu y la combatividad de Patricio Lumumba siempre presidirá las luchas por la liberación de nuestros pueblos.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Portación de pariente peligroso podría ser el “delito” cometido por Felipa Guadalupe Obrador Olán, prima del Presidente de la República. Aunque su empresa ya había sido proveedora en el gobiernito de Enrique Peña, había acelerado sus adjudicaciones en la actual Administración federal. En un comunicado, Pemex argumentó el sábado que hubo una omisión en los procedimientos de contratación, ya que la relación familiar de la socia de la empresa no fue reportado como “dato sensible” al superior jerárquico de los servidores públicos que participaron en el proceso. Y le rescindieron el contrato. Ante ello, pregunta el inteligente lector Carlos J. Pérez Chow: “¡Qué bueno que lo hicieron para bajarle a la corrupción! Aunque, por otro lado, ¿qué los parientes de cualquier funcionario o solo del presidente, ya no van a poder participar en licitaciones ni hacer contratos con dependencias ofíciales? ¿Ni directa ni indirectamente? Eso de información sensible NO existe en materia de licitaciones. ¿No sería en contra de sus derechos de libre actividad legal? Y si tampoco ningún pariente puede trabajar para el gobierno, ante el tema de Nepotismo, ¿no se llegaría al extremo de conculcar la libertad de trabajo?” …