Realizan Homenaje a Guillermo Samperio en el Palacio de Bellas Artes
Por Dany García
Argonmexico / Como un gran escritor y un maestro consumado de la narración breve, así fue recordado Guillermo Samperio (1948-2016) en un homenaje realizado la noche de este martes 17 de enero, en el Palacio de Bellas Artes.
Los escritores Felipe Garrido, Hernán Lara Zavala y Silvia Molina fueron los encargados de hablar de la vida y obra del forjador de varias generaciones de narradores en nuestro país, mientras que su hermana Pastora Samperio interpretó un poema musicalizado.
“Me parece que ha llegado el momento de aceptar dentro del canon de la literatura mexicana ciertos autores que han dado pruebas sobradas de su talento narrativo y a los que se sigue tratando como meros discípulos de sus predecesores.
“Es el caso de Guillermo Samperio a quien se le identifica con Arreola, Monterroso, Cortázar y Borges, pero que a lo largo de los años ha logrado consolidar un complejo e inquietante universo narrativo mediante su prolífica y original obra”, dijo el escritor Hernán Lara Zavala.
Consideró que Samperio es el tipo de escritor que cultiva lo fantástico, lo prodigioso, lo original, lo extraño y lo sobrenatural, y aunque posee en su haber cuentos realistas, siempre están narrados desde una perspectiva irónica y humorística, con una visión oblicua y desconcertante que hace que hasta lo más banal resulte extraño.
“No lo puedo comparar con un artista como Julio Cortázar, Carlos Fuentes o Mario Vargas Llosa, más bien me gusta compararlo como Dostoyevski, como Poe, como Van Gogh, Rimbaud, Jim Morrison y John Lennon, de quien tenía un tatuaje en el brazo. No es un buen escritor, es un gran escritor y su nombre para mí quedará grabado en mi memoria y en mi gusto literario”.
De acuerdo con el novelista, cuentista, ensayista, editor y catedrático mexicano, estamos ante un maestro consumado de la narración breve que va desde la novela corta o relato hasta el minicuento o ficción súbita.
“Guillermo era un gran artista, percibía el mundo a través de los ojos del arte y muy particularmente de la escritura, aunque sé que le gustaba dibujar, la caligrafía y la música. Era un artista a la vieja usanza”.
La escritora Silvia Molina recordó que Guillermo Samperio practicó casi todos los géneros literarios como poesía, ensayo, novela y minificción.
“Tenía el don para darle vida a los objetos, los insectos, los seres humanos, conservó la picardía, la mirada llena de chispa sobre el mundo y ese espíritu bromista y juguetón que está presente en su obra y le da a su literatura ese sello samperiano de ironía e intensidad, atrevimiento, diablura, autonomía y canto a la vida”.
Para la narradora y editora, su literatura se fue haciendo cada vez más personal, inventiva, perfeccionista, llena de experimentos narrativos y atrevimientos verbales.
“Buscó siempre un oficio cada vez más suyo, mantuvo una escritura limpia, reflexionó sobre el universo, desentrañó la escritura, el lenguaje, la creación, la historia, los artefactos”.
Agregó que sus textos nos enfrentan a la existencia, reflejan su curiosidad y nos invitan al juego de la vida y el arte, además de que “en el inventario samperiano podemos incluir la crítica a nuestra sociedad y a nuestra cultura”.
Felipe Garrido, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, coincidió con sus colegas en que Samperio descubrió otra manera de contar.
Al igual que Hernán Lara Zavala y a manera de homenaje, Garrido dio lectura a dos textos de Guillermo Samperio que aparecen en el libro Maravillas, Malabares editado por Cátedra.
Guillermo Samperio quien fuera titular de la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) de 1989 a 1992, es autor de más de medio centenar de libros.
Entre su vasta obra destacan las publicaciones de cuento La Gioconda en bicicleta, La mujer de la gabardina roja y otras mujeres y Lenin en el futbol.
En 1977 recibió el Premio Casa de las Américas y fue ganador del Premio Instituto Cervantes de París, dentro del concurso de cuento Juan Rulfo 2000.
Samperio también tiene un lugar importante en la literatura mexicana como tallerista, al formar a cientos de escritores y de lectores a lo largo de más de tres décadas.