DestacadosEspeciales

¡¡¡¡¡ Basta Ya!!!!!.

Por Alberto Woolrich Ortíz.
Argonmexico / México no merece la justicia que padece. Son muchos los togados incrustados en el medio de procuración e impartición de justicia que carecen de los suficientes mimbres y dignidad institucional para cumplir con sus elevadas funciones de proveer justicia para la Nación.
Desde que efectuaron, en su momento, su juramento para cumplir con sus altas funciones de Jueces, Magistrados, Ministros de la Suprema Corte de Justicia, Agentes del Ministerio Público, Fiscales o Procuradores han faltado e incumplido ese sagrado juramento de controlar la constitucionalidad de sus decisiones basadas en la normatividad que exige al Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Todos ellos olvidaron que sus elevadas funciones les exigían enjuiciar los casos jurídicos desde parámetros y principios legales de honestidad, probidad y transparencia, atendiendo siempre y sin excepción alguna a las exigencias de legalidad e imparcialidad, rechazando cualquier tentación de corrupción y/o sometimiento a ciertos criterios de oportunidad política o conveniencia partidista. Muchos de ellos resultaron indignos al amilanarse ante las consecuencias practicas de sus decisiones.
En nuestra Patria, en nuestro suelo, en nuestro México y no obstante las promesas en contrario del Primer Magistrado de la Nación Andrés Manuel López Obrador, sigue en ésta Cuarta Transformación existiendo una profunda necesidad de justicia, rigor y dignidad institucional.
Por toda la República es muy sabido y repetido que no hay justicia, que lo que existe en nuestros recintos es corrupción e ignorancia en la aplicación de la ley, lo que ha dado base y cimiento a desconfiar de nuestras instituciones del estado encargadas de procurar e impartir justicia. No obstante el poco esfuerzo que hasta la fecha han efectuado ciertos togados para recuperar la dignidad perdida por aquella corriente de corrupción y prostitución que propició el neoliberalismo, no nos hemos librado de considerar a nuestros recintos casas de mala nota.
Tanta podredumbre, tanta indignidad no la merece nuestro México. Cabría señalar en éste marco, que el muro principal que encuentra la justicia, es sin lugar a dudas la corrupción, la implicación de inocentes, la fabricación de pruebas para hacerlos aparecer como los peores delincuentes, la falta de seguridad jurídica, la prostitución de nuestras leyes, el pisoteamiento que día a día realizan en todos los confines de la Patria aquellos indignos que juraron respetar nuestra Carta Magna.

Aprendices de mafiosos nos procuran e imparten justicia, salvo muy honrosas y escasas excepciones. El Senado de la República debería de llamar a cuentas para que expliquen el porqué de tanta injusticia en México, el porqué de aquella desconfianza de invertir en nuestra Nación, el porqué no se ha saneado al medio de tanto excremento que hiede y afecta a la justicia.

Es tan denigrante la actuación de algunos jueces, magistrados, ministerios públicos y fiscales, que hoy sectores bien identificados de la Nación quieren limpieza en el ejercicio de la justicia, exigen que esos infelices se subordinen a la Norma Constitucional. Que sepan que México ya sabe que la aplicación del derecho en busca de justicia es por esencia norma de imperio, inexorable e irresistible.
Pero por desgracia, con base en los lineamientos de una política mal entendida, todo continúa igual que antes. Se viola la norma impunemente, no hay un Estado de Derecho sólido, se perdió la dignidad en nuestros antiguos templos de justicia.
Estamos y quiero advertirlo, en un punto de crisis, en un tobogán que nos puede llevar a destruir, en un segundo, toda nuestra maravillosa tradición jurídica.
En suma: Requerimos justicia, no política.
Basta de desprecio a nuestra Constitución Política, basta de pisotear la dignidad de la justicia.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho
Penal del Colegio de Abogados de México, A.C..