Aguerrido, mágico, hechicero. Eterno Toledo.
Argonmexico / El titulo lo copie de un artículo firmado por Grecia Mariel “El día que no conocí al pintor” por titular este texto con palabras que se acerquen a definir a hombre del que intento hablar con mis palabras.
Qué decir que no se haya dicho de Francisco Benjamín López Toledo? En estos días posteriores a su muerte, la opinión pública se ha volcado en hablar del artista gráfico, activista político, ambientalista, filántropo, mecenas… un hombre de bien que nunca protagonizo ningún ideario más allá del personal. Creativo hasta en sus protestas, organizo a los oaxaqueños con una tamaliza contra la apertura de una sucursal de McDonald´s en el centro de Oaxaca. Lanzo al vuelo 43 papalotes en protesta por los desaparecidos de Ayotzinapan. Defendió el maíz en contra de la industria de transgénicos, gracias a que sabía escuchar y comprometerse con los que lo rodeaban. “El humilde pintor, se convirtió en el “sol” que iluminaría a México para salvar a las 59 razas de maíz nativo, que el vecino de al lado -sin historia ni valores y jugando a ser la naturaleza- inventó convirtiendo a un solo maíz, al que condeno a ser el maíz transgénico, convirtiéndolo en mercancía que destruiría al resto del acervo mundial”.
Famosos hay muchos, la gran mayoría no le sirve al mundo más que para “deleitarlo” con sus dones y/o virtudes de lo que exponen al público, sean escritores, músicos, pintores, deportistas, actores, bailarines, cantantes y lo que me falte. Hay pocos que usan ese recurso para darle voz a las necesidades de otros y del mundo, que es de todos, y de todos depende que la vida continúe como hoy la conocemos en referencia de la naturaleza y en lo que confiere a sus habitantes “inteligentes” mejorarlo ampliamente debería ser la tarea de todos.
Francisco Toledo no pertenece a ninguna corriente pictórica, pero los que quieren que todos quepan en algún esquema lo acomodan con “La Ruptura”, aquella generación a la que perteneció José Luis Cuevas que en 1950 dejaron atrás el nacionalismo de los pintores de la postrevolución. Solo que Toledo entonces sólo tenía diez años, aunque eso no es trascendente, cabe mencionarlo.
Conocido internacionalmente es uno de los mayores artistas plásticos de México, fue impresor, dibujante, pintor, escultor y ceramista. Su arte y su aprecio por la naturaleza fueron reflejó un gran aprecio por la naturaleza, particularmente la de animales que no son convencionalmente asociados con la belleza, como por ejemplo, monos, murciélagos, iguanas, sapos e insectos. En su escultura, tuvo dos formas de expresión: una donde representó cosas del mundo natural, específicamente los animales, y otra donde despegó totalmente de la realidad. “Fragua, de ese modo, un universo que ata cabos con lo real y, simultáneamente, despliega la metáfora.” Esta última se deja ver en su obra gracias a que representa el apareamiento entre figuras humanas y de otros animales, ya sea explícito o simbólico. La visión moral de Toledo afirma que el mundo de los humanos y el de los animales son uno con la naturaleza. Sus cuadros representan mucho la androginia. Toledo reflejo la modernidad y la vanguardia de otras civilizaciones especialmente la europea, y mostró un sentido de lo fantástico muy desarrollado, al crear criaturas antropomórficas que son, a la vez, monstruosas y juguetonas, personajes que incluye en sus papalotes, libros de artista, máscaras, piezas de joyería y
complejos grabados.
Jesus Silva-Herzog Márquez dice: Todo se desea en el mundo de Toledo. Todos se saborean, se penetran, se devoran. Todo vive en cópula con todo lo demás. Al ver el desfile de sus personajes, observamos una alegre e inocente promiscuidad, una fraternidad orgiástica en la que peces, lagartos, cangrejos, monos y sapos se traspasan y se fecundan para multiplicar la creación o, tal vez, para burlarse de su catálogo disciplinario. Que a nadie se condene por su deseo. Que ningún apetito sea proscrito. Si llegaba a desatender el relato de esa fábula era, tal vez, porque cuidaba el sustrato que lo alimentaba: el mito que vive, la naturaleza que respira, la cultura que despierta. A iniciativa suya, se creó en el 2006 el Centro de las Artes San Agustín (CaSa), en San Agustín Etla, 17 km al norte de Oaxaca de Juárez, el primer centro de arte ecológico de América Latina, en donde se produce y se estudia fotografía, gráfica digital y diseño textil, así como preservación del patrimonio y arte enfocados al medio ambiente y a la cultura local. Otros proyectos que apoyó son: la Biblioteca para Invidentes Jorge Luis Borges, el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), el Cine Club El Pochote, el Jardín Etnobotánico de Oaxaca, la Fonoteca Eduardo Mata Asiasín, la Biblioteca Francisco de Burgoa, las revistas Guchachi Reza (Iguana Rajada) y Alcaraván entre muchos otros.
“Yo, para no sentirme tan mal de ser un capitalista, de ser un hacedor de dinero, lo gasto en instituciones que se abren a los jóvenes que no tienen posibilidades de viajar para ver exposiciones o tener libros. Estilo que usted ve aquí, el cine, el centro fotográfico, todo está hecho un poco para pagar culpas, por el interés que tengo por la difusión.”
Ese y más grande es Francisco Toledo y merece todos los homenajes y más, por ahora se han hecho vuelos de papalote en varias ciudades de la Republica, el museo de Artes Populares y hasta en los desfiles de muertos se realizarán distinciones a este hombre que trascendió muchas fronteras, las del mundo, las de la sensibilidad y más que fantástico nos acercó a su visión sobre la cercanía real que tenemos con la naturaleza. Todo eso lo traía en la sangre y fue congruente con ello.
Ahora corre a ver la última exposición de Toledo en el Museo Nacional de las Culturas Populares en Coyoacán. Estará abierta hasta el próximo 29 de septiembre. Aunque no se ha comunicado si esta podría extenderse. Está muestra se enfoca en su habilidad para diseñar creaciones que adelgazan la brecha entre el arte y la artesanía; entre lo utilitario y lo artístico; entre la enseñanza y el activismo.