Primer Encuentro Nacional de Maromeros
Por Dany García
*Acróbatas, equilibristas, payasos, trapecistas y músicos de banda participan en esta expresión artística en la que se fusiona la esencia religiosa y festiva
Argonmexico / Por primera vez artistas de la maroma, expresión ritual y festiva que se lleva a cabo durante las fiestas patronales en el sur de México, se reúnen con motivo del Primer Encuentro Nacional de Maromeros en Cuautinchán, Puebla, el 6 y 7 de enero. Se trata de equilibristas, acróbatas, payasos, trapecistas y músicos de banda.
“La maroma es un patrimonio vivo en constante evolución, que ha demostrado una persistencia cultural en el mundo moderno”, comentó en entrevista la etnóloga Charlotte Pescayre, creadora y responsable del proyecto Correspondencias Maromeras en el que participan compañías maromeras de Veracruz, Guerrero, Oaxaca y Puebla.
El encuentro es el cierre del proyecto, que contó con tres Correspondencias Maromerasdurante los meses de abril, mayo y octubre del 2017. El propósito de su realización es la salvaguardia de la continuidad de esta práctica tradicional en su contexto festivo y religioso.
“Correspondencias Maromeras fomenta el diálogo intercultural e interregional en México. Se sustenta en la cooperación entre las diferentes compañías conscientes de la importancia de la maroma como patrimonio cultural de sus pueblos”, comentó la organizadora.
La práctica de la maroma se manifiesta como una ofrenda hacia una divinidad, generalmente al santo patrono del pueblo o como pedimento a una divinidad local, según cada región, explicó. En cuanto al elemento festivo, este espectáculo convoca a la reunión entre los habitantes del lugar, quienes se divierten con las destrezas de los artistas de la acrobacia y la comedia.
Pescayre comentó que tanto las Correspondencias como el Encuentro Nacional tienen como objetivo “reforzar la cooperación entre las diversas compañías de maromeros que vienen de culturas muy diversas, como la mixteca, zapoteca, mixe y nahua. Es una oportunidad para que se conozcan -ya que la comunicación entre ellos era casi nula- y a su vez se genere un intercambio cultural a largo plazo”.
La investigadora y también equilibrista, desde hace más de una década, agregó que esta reunión nacional obliga a abordar el tema del riesgo de desaparición de la maroma, pues, dijo, “se ha identificado la dificultad para mantener la cadena de transmisión del conocimiento a las nuevas generaciones en algunas regiones, combinado con un fuerte índice de migración de la población rural. Aunado a ello, esta expresión cultural se enfrenta a su empleo con fines comerciales, en un contexto turístico”.
Correspondencias Maromeras es el proyecto ganador del año pasado de los Fondos Concursables del Centro Regional para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de América Latina (CRESPIAL), instancia cuya presidencia del Consejo de Administración recae en México, durante este año, a través de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas de la Secretaría de Cultura.
A decir de la responsable de estos intercambios, la historia de la maroma en nuestro país se remonta desde el siglo XVI, donde algunos elementos de origen prehispánico y de artistas europeos se fusionaron para dar paso a este espectáculo, el cual con el tiempo se ha ido transformando, excepto en su esencia religiosa y festiva.
“En la Ciudad de México tuvo una presencia muy fuerte en los siglos XVIII y XVIII, antes de que llegaran los circos. Cuando esto sucedió, la práctica se trasladó a las poblaciones más pequeñas al sur de México”, argumentó Pescayre.