Francisco Chavez Abarca, El Fin de una Larga Impunidad
Por Guillermo Alvarado
Argonmexico.com /HABANA, Cuba.- Durante una docena de años el terrorista de origen salvadoreño Francisco Chávez Abarca, al servicio de la mafia contrarrevolucionaria de Miami, se movió con gran impunidad por varios países, con nombre propio o falso, a pesar de que contra él hubo una orden de arresto con alerta roja de la INTERPOL.
Hijo de un traficante de armas y discípulo de un asesino confeso, nada menos que Luis Posada Carriles, este sujeto contó siempre con el amparo de poderosas fuerzas de la extrema derecha, dentro y fuera de su país.
Se conoce que los primeros pasos de su extensa carrera criminal los dio en Guatemala donde se dedicó a la compra de armas y el trasiego de dólares falsificados, sin que la policía lograse ponerle la mano encima.
En los años 90 fue contactado por Posada Carriles, entrenado en el uso de tácticas terroristas y convertido en mano derecha de la amplia red que éste había construido en Centroamérica para atacar al pueblo y la Revolución Cubana.
Viajó a La Habana en 1997 para colocar dos bombas en una instalación turística, una de las cuales detonó y la otra fue desactivada. En junio de ese mismo año, y siguiendo instrucciones de Posada Carriles, contrató a sus compatriotas Raúl Ernesto Cruz León y Otto Rodríguez Llerena para continuar los atentados en Cuba, en uno de los cuales murió el italiano Fabio di Celmo.
Ese mismo años se le vinculó con un ataque en México contra intereses cubanos. Es responsable del envío de los mercenarios guatemaltecos Armando Antonio González, Jorge Venancio Ruiz, María Elena González Meza, Nader Camal Musalam Barakat y Jazid Iván Fernández Mendoza para cometer nuevas tropelías en el país caribeño.
A pesar de que todos estos actos están debidamente comprobados, documentados y circulados al exterior, nadie hizo nada por detenerlo.
Peor aún, en El Salvador se le capturó junto a 21 cómplices como parte de una red de ladrones y traficantes de autos, pero nunca se le vinculó con su pasado terrorista y un juez decidió dejarlo en libertad porque, supuestamente, había llegado a un arreglo con sus víctimas. Los diputados de la entonces gobernante Alianza Republicana Nacionalista impidieron que el tema fuera ventilado en la Asamblea Legislativa.
Ahora se conoce que en 2004, de acuerdo con los registros de migración, Francisco Chávez Abarca entró con su nombre a Guatemala y desde entonces aparentemente NO volvió a salir, pero su detención en El Salvador ocurrió en 2005 y hay indicios de que estuvo en Honduras después del golpe de Estado del 25 de junio de 2009.
Para ser un hombre buscado por INTERPOL, se movía con mucha facilidad.
El 2 de julio chequeó en el Aeropuerto La Aurora de Guatemala en un vuelo comercial rumbo a Costa Rica con un pasaporte falso a nombre de Carlos Adolfo González Ruiz, trasbordó en San José y se dirigió a Venezuela, donde finalizó su impunidad.
Como todos los de su especie, no demoró en confesar sus propósitos: cometer, en contubernio con grupos contrarrevolucionarios locales, sabotajes, atentados y otros crímenes para impedir la celebración de las elecciones parlamentarias de septiembre.
De acuerdo con las leyes y los convenios internacionales vigentes, el terrorista fue trasladado hacia La Habana, donde será indagado, juzgado y castigado por sus actos, en estricto apego a la justicia y con todas las garantías procesales adecuadas.
Queda en el ánimo una pregunta: ¿cómo fue posible que un individuo con los antecedentes de Chávez Abarca, se moviese impunemente durante más de 12 años? Claro, cuando uno mira a Luis Posada Carriles pasearse libremente por las calles de Estados Unidos, sin la menor sombra de preocupación, comienza a encontrar las respuestas. FIN