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Aquel fin de un sueño

La presidencia es un trabajo en el que difícilmente se tiene éxito. Florestán

Argonmexico/En junio de 1981, la OPEP recortó 4 dólares el precio del barril del petróleo para dejarlo en 34 dólares.

Ante ese anuncio, Jorge Díaz Serrano, director de Pemex del gobierno del presidente José López Portillo, ordenó el mismo recorte para las exportaciones de la mezcla mexicana.

El recorte enloqueció a José Andrés de Oteyza, secretario de Energía, que se fue a Los Pinos, para denunciar a López Portillo la decisión de Díaz Serrano de bajar los precios sin consultarle. El presidente tomó la red, marcó a Díaz Serrano, le pidió una explicación que le resultó insuficiente y le ordenó: México no va a bajar el petróleo, lo seguiremos vendiendo al mismo precio y harán fila para comprarnos.

Lo siento —le respondió Díaz Serrano—, ya envié los faxes.

El 6 de junio presentó su renuncia al presidente de la República: En virtud de que mi decisión de reducir el precio del crudo no recibió la aprobación del gabinete económico y no queriendo constituir un elemento de discordia, prefiero presentar ante usted mi renuncia irrevocable….

Y se fue.

Todos los demás se quedaron.

Ocho meses más tarde, y en plena crisis, en la quinta reunión de la República en Guadalajara el 5 de febrero de 1982, López Portillo declaró que defendería al peso como un perro. Doce días después, el 17 de febrero, el Banco de México se retiró del mercado cambiario y el peso se devaluó a 22.

Luego seguiría la debacle de su gobierno, la expropiación bancaria, el control de cambios y la expropiación de las cuentas en dólares, el 1 de septiembre, y el fin de un sueño: administrar la abundancia.

Y todo por los precios del petróleo que ayer cayeron a niveles impensables: ahora hay que pagar a los compradores.

Claro, hoy México no tiene una economía petrolizada al 100 por ciento, como entonces, pero sí una parte importante de su ingreso fiscal, 17-18 por ciento.

Y eso, política fiscal, y la energética, son dos puntos a resolver ya.

RETALES

1. DERRUMBE. Pemex informó anoche el precio de la mezcla mexicana: menos 2.7 dólares el barril, lo que sé que es un desastre de dimensiones desconocidas que no alcanzo a comprender y anoche nadie había salido a explicar. El hecho es que por cada barril que México exporte deberá pagar 2.37 dólares al comprador. Y el referencial para este año es de 49 dólares;

2. MAÑANERA. Será determinante la mañanera de hoy y la definición del Presidente ante esta crisis y, supongo, la explicación y planes del secretario de Hacienda. Es muy difícil que cambie de opinión sobre Dos Bocas;

y 3. FLOTA. Y un dato: En estos momentos hay 57 tanqueros fondeados frente a los puertos de Tuxpan y Pajaritos, en Veracruz, y Manzanillo, en Colima, sin poder descargar 4 mil 200 millones de barriles porque Pemex carece de capacidad de almacenamiento.

Nos vemos mañana, pero en privado