Mensaje Dip. Porfirio Muñoz Ledo, entrega de Medalla “Sor Juana Inés de la Cruz”
Por Daniel Gómez Trejo
*Porfirio Muñoz Ledo, Presidente de la Cámara de Diputados.
Argonmexico / Honorable Asamblea.
Antes de terminar esta ceremonia me corresponde, conforme al programa, decir un breve mensaje final.
Y me cumple probar que la retórica no está reñida con la economía.
El cargo de representación que me habéis otorgado conlleva, frecuentemente, fatigas y contratiempos pero, en ocasiones, privilegios impagables e irrepetibles. Uno de ellos es el que ahora me permite evocar la memoria sin parangón de Sor Juana Inés de la Cruz.
Siglos han transcurrido para que entendamos el principio de igualdad sustantiva, que no es otra cosa que la naturaleza humana no escindida en sexos.
En su carta “Crisis de un sermón”, dirigida al obispo de Puebla, la monja lo increpó y dijo: yo no solamente me hubiera atrevido a responderle, sino que me apena que un varón no pueda responder a una monja, que se atreve a ser más allá de los estigmas y de las levitaciones.
Octavio Paz sostuvo que la décima musa terminó, sin darse cuenta, como una feminista, porque permitió que hubiese mujeres capaces de enseñar a otras las ciencias terrestres, sin el condicionamiento de los hombres, y lo hizo de modo sencillo, como un don de la naturaleza.
Sor Juana tenía una justificación para mantener viva la independencia del espíritu y el hambre de libertad en un mundo dominado por celadores que creían haberlas extinguido.
Mayor es todavía mi regocijo al corresponderme entregar este día la presea con la que pretendemos reavivar la estirpe de la musa y que este empeño coincida con la trayectoria vital de mi hermana en la vida pública de México, Ifigenia Martínez, quien, al margen del afecto y la empatía, considero la mujer más destacada del país.
Las cualidades de nuestra amiga también se revelaron pronto y sin que me diera algún esfuerzo excepcional, formada en una familia nacionalista, igualitaria y, lo digo con claridad, comunista –porque algunos se espantan todavía- tuvo el gran acierto de ser la primera mujer que se graduara en Harvard, y se sumó con luz propia a la teoría latinoamericana del desarrollo.
Subrayo, publicó en 1960 “La distribución del ingreso y el desarrollo económico de México”, libro precursor y vigente. Si a alguien se le pregunta hoy ¿cuál es el principal problema del país? Va a contestar “la distribución del ingreso”; de esa manera fue precursora.
Primera directora de la escuela de Economía; defendió en 68, con coraje inusitado, la autonomía de la institución y la vida de los estudiantes; embajadora económica de México en las Naciones Unidas; condujo las negociaciones con brillantez y elegancia.
Es así que del mérito hizo un deber y jamás aceptó que se le otorgara distinción alguna por el solo hecho de ser mujer.
Recuerdo cuando apenas fundábamos el partido de la izquierda y se negó a disfrutar de posición alguna derivada de su género.
Finalmente, la soberbia de los tecnócratas precipitó nuestra ruptura con el gobierno y la creación, en 1988, de un movimiento que es la Cuarta Transformación de México.