Mensaje de Olga Sánchez Cordero en Disculpa Pública a la periodista Lydia María Cacho
Por Carlos Manuel Cruz
Argonmexico / Muy buenas tardes a todas, a todos ustedes.
Señora Lydia María Cacho.
Señor representante de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Jesús Peña.
Señor Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, muchas gracias señor Canciller por su presencia.
Señor subsecretario Alejandro Encinas.
Señor representante del gobierno de México ante las Naciones Unidas, el doctor Juan Ramón de la Fuente. Muchas gracias por su presencia don Juan Ramón.
Señora directora del Artículo 19 de la Oficina para México y Centroamérica, maestra Ana Cristina Ruelas.
Representantes del Poder Legislativo.
Miembros de organizaciones sociales.
Defensores, amigas y amigos defensores de los derechos humanos.
Queridos y queridas periodistas de los medios de comunicación.
Me da mucho gusto ver al señor ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. Gracias ingeniero por su presencia.
También a la Subsecretaria Diana Álvarez Maury, gracias por su presencia.
A mi amiga Lupita Loeza, que está aquí presente. Gracias Lupita.
Y a la familia de Lydia Cacho, muchas gracias a todos.
El primero de diciembre del año 2005, el entonces presidente de nuestro país, manifestó con motivo de su V Informe de Gobierno lo siguiente, y cito textualmente:
“Estamos construyendo una patria fuerte, donde la autonomía y la igualdad son pilares de la acción ciudadana. Las libertades de expresión y de prensa, de asociación y reunión, son resultado de una larga lucha por la democracia; hemos cambiado la censura por la libertad”. Fin de la cita.
Tan solo 16 días después de este discurso, comenzó uno de los episodios más notables de agravios en contra de la libertad de expresión y la subyugación del poder político al poder económico para la consecución de los fines más perversos e inmorales.
En esos primeros días de diciembre del 2005, también se señalaba que uno de los principales avances de nuestra democracia era dado vigencia a la división de Poderes, se hablaba de la autonomía de funciones como algo esencial para el Estado mexicano.
No dudo que esa relación entre Poderes existiera, pero no fue claro que la relación entre el poder económico por encima del poder política seguía siendo cotidiana.
Que la agenda de una entidad podía definirse a partir de la presión o el chantaje del poderoso, o del que sabiéndose con poder económico defendía la justicia, entrecomillas, con una llamada telefónica, como lo hemos escuchado.
A 13 años de este lamentable suceso, estamos aquí, siendo consecuentes como gobierno con nuestra historia, con las omisiones y errores del pasado.
Hoy estamos aquí para ofrecer disculpas a nombre del Estado mexicano, a Lydia Cacho, pero también para reiterar que el gobierno de la República, de Andrés Manuel López Obrador, no estará supeditado a intereses particulares.
Que el poder político y el poder público no estará subordinado al poder económico, y para enfatizar, que estaremos protegiendo a quienes con su pluma o con su voz denuncien cuando la dignidad humana corra peligro, o cuando el silencio sea cómplice de la injusticia.
El quehacer periodístico no es ajeno a las condiciones de desigualdad social existentes.
Una de las tantas grandezas del periodismo, radica en oportunidad para dar voz a los niños de la sierra.
A indígenas, que enfrentan procesos judiciales sin traductores.
O a menores abusados sexualmente.
Por eso, es indispensable asegurar el ejercicio periodístico. Para ello, desde lo que en algún momento fue el espacio de censura, como fue la Secretaría de Gobernación, defenderemos que siempre se exprese la oportunidad de disentir y contrastar, y no la homogeneidad institucionalizada.
Casos como el que aquí nos reúne, nos recuerda lo complicado que ha sido escribir alejados del periodismo mágico e irreal, el que pregona que las cosas van bien cuando no es así.
Hace cuatro años, una periodista ucraniana, fue la galardonada del Premio Nobel de Literatura.
En 2018, la Revista Time eligió a tres periodistas y a un medio de comunicación como personaje del año, debido a su coraje y a su valor en su labor periodística.
En este mismo año 2018, en alto contraste, México fue el país con más periodistas asesinados.
Es por ello que, este acto representa el inicio de una política de Estado comprometida con quien se dedica a informar.
Este es un momento adecuado para reflexionar sobre el valor que para nuestra democracia y para la cuarta transformación representa la libertad de expresión.
Nunca más en esta Secretaría de Gobernación, la censura ha de tener cabida.
Muchísimas gracias.