¿Elecciones Legitimas?
Argonmexico / A pesar que el Instituto Nacional Electoral nos cuesta cantidades exageradas de dinero está claro que no es un instituto que haga de la democracia su bandera, hemos visto a tal Lorenzo Córdova su presidente, inclinarse evidentemente a favor del PRI, desde su nombramiento ha sido cuestionada su cercanía con Peña Nieto. En estas últimas elecciones fue evidente esa preferencia por voltear al otro lado, mientras el PRI repartía todo y cuanto hay para “apoyar a sus candidatos” y comprar voluntades que desgraciadamente al venderse por una efímera bicoca están apuntalando su infortunio, pues esos obsequios no mejorarán permanentemente su economía.
Es claro que nuestro gobierno no está de ninguna forma interesado en acabar con los pobres ni mejorar a los que sobreviven precariamente en la miseria absoluta, entre los cuales obviamente hay pérdida de vidas en edades tempranas provocadas por falta de alimentación y atención médica. Este grupo forma parte del manipuleo electorero y la tan conocida compra de votos con cualquier dadiva actual o promesa futura.
También es evidente que a Lorenzo Córdova que recibe sueldo millonario, gasta a gusto en comida, viajes y misceláneos con cargo al erario, no le alcanza el tiempo y la conciencia para hacer un trabajo limpio a pesar del costo escandaloso en inmoral con cargo a la ciudadanía de al menos 446 pesos, cifra que aumento tres veces el valor estimado por sufragio en las elecciones federales de 2012, en las que costó 112 pesos. Ni por eso, está comprometido realmente con unas elecciones transparentes y satisfactorias en las que realmente la ciudadanía hubiera visto reflejada su voluntad.
¿Cómo dilapidar así el dinero en un país donde el “gobierno” explica el alto costo de la gasolina en pos de no suprimir los programas sociales para los más necesitados? Peña Nieto no tiene vergüenza con su chantaje de barata y nosotros continuamos agachando la cabeza y vaciando la cartera para que los “políticos” de porquería continúen saqueando el país.
Regresando a las elecciones, hago hincapié que en esa preferencia partidistas vienen involucradas nuestras distinciones culturales, educativas, alimenticias actuales y ancestrales; lo que nos hace de un estrato a otro abismalmente diferentes, si entre hermanos las hay enormes, imaginen entre individuos que en este país de incontables diversidades coexistimos. ¿Qué tiene que ver un tarahumara con un maya? Aunque a veces algunas citadinos acomodados, moralmente comprometidas con sus congéneres se acercan a conocer, ayudar, proteger y convivir con habitantes de lejanas comunidades. Aquí allá y acullá hay de todo, personas que hacen orgullecer al género humano y un montón que sería una maravilla neutralizar para que por oficio no dañaran y cosas peores.
Ya que nos cuesta esa fortuna por lo menos deberían de ser congruentes con la tan manoseada democracia; primero no debería de permitirse validar unas elecciones en las que no voten el 50 por ciento más uno del padrón electoral, de otra forma qué representatividad tiene un gobierno en el que menos de la mitad de la población mayor de edad elije a sus representantes. Ahí es donde se demuestra que los candidatos no llenan nuestras expectativas, no motivan al electorado, en donde no nos tendríamos que conformar con esos que nos imponen y votar por el menos “pior”, pues alguien ocupará la silla y pretendemos que no nos vaya tan mal. Otra reforma es aplicar la segunda vuelta, los priistas no quieren aprobar. Poner a funcionar su maquinaria corrupta en una segunda votación sería costosa, desgastante y no les daría tiempo para realizar sus elaboradas triquiñuelas y el INE obvio también se adhiere a esa antidemocrática opinión.
Como dice Diego Valadés en una democracia las elecciones son el instrumento legitimador por excelencia. La percepción de que el sufragio es respetado contribuye a racionalizar la lucha política.
Opino que ni siquiera debe ser, ni nombrarse “lucha política” debería ser algo que fluyera armónicamente derivado de un trabajo limpio entre individuos que desean lo mejor para su país y su ciudadanos.