CDMXDelitosDestacadosReportajesSalud

Suspensión de COFEPRIS Ignorada

  • Riesgo latente que pone en peligro a pacientes y empleados

Argonméxico/ Ciudad de México. – De competir con hospitales como Dalinde, Starmédica y Ángeles Metropolitano en la colonia Roma, el Sanatorio Trinidad ha caído en el abandono y el riesgo sanitario. Actualmente carece de medicamentos básicos como paracetamol, omeprazol y ketorolaco, que deben ser adquiridos en farmacias externas al momento que se necesitan. Sin embargo, lo más alarmante es que sigue ofreciendo servicios médicos, cirugías y terapia intensiva, a pesar de que sus quirófanos están clausurados y tiene un sello de suspensión de “trabajos y servicios” emitido por la COFEPRIS, lo que representa un grave peligro para los pacientes.

El 16 de junio de 2023 fueron suspendidos y el 27 de octubre del mismo año clausurados los cuatro quirófanos con los que cuenta; volvieron a poner sellos de clausura el 26 de abril del año pasado luego de una denuncia de los propios trabajadores del hospital para no involucrarse en el ilícito y tras la revisión, COFEPRIS comprobó que los sellos habían sido violentados.

Posteriormente, tras suspender el 17 de septiembre de 2024 las actividades del espacio donde almacenan los medicamentos controlados —oficina del doctor Julián Guinea Valencia, anterior director obligado a irse de su puesto por irrespetuosidades a su puesto—, al día siguiente, mediante el acta 24-CF-09-0337-AS-GS y el expediente CAS-DERESPSQ 000578 del día 18 de septiembre de 2024, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) suspendió los “trabajos y servicios” del establecimiento conocido como Sanatorio Trinidad “por violación a las disposiciones sanitarias”.

El 17 de enero, en el Comunicado de prensa 05/2024, el gobierno de México a través de COFEPRIS emitió un comunicado que se titula: “COFEPRIS detecta nuevas clínicas clandestinas: todas fueron clausuradas por alto riesgo sanitario” y entre ellas se encuentra listado el Sanatorio Trinidad, S.A. DE C.V. de la Ciudad de México, con domicilio en Manzanillo, número 94, Colonia Roma Sur, C.P. 06760, Alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México con una sanción como “clausura total temporal de la unidad quirúrgica”. Tal suspensión fue ratificada el 21 de junio de 2024.

A pesar de estas medidas, el Sanatorio Trinidad se encuentra en gran actividad por la temporada invernal y sus servicios son ampliamente requeridos; hoy están saturados, con la complacencia de la COFEPRIS que mira para otro lado a pesar de la suspensión de todas las actividades como “trabajos y servicios”, como se expone en el sello con acta 24-CF-09-0337-AS-GS.

Por otro lado, los empleados del Sanatorio Trinidad enfrentan condiciones laborales precarias y abusos. El acoso, maltrato y terror que los actuales directivos y funcionarios han desatado en contra de los trabajadores, especialmente médicos, enfermeras, camilleros y personal de intendencia que se manifiesta en contra de realizar trabajos que pudieran constituir responsabilidades legales, puede provocar afectaciones para los pacientes que nada saben de la situación administrativa del hospital, ya que con el fin de que los actuales trabajadores que se defienden, se vayan sin recibir las prestaciones de ley que merecen si se les rescinde el contrato de trabajo, los están cansando, para que renuncien.

Afirman los trabajadores que han hablado con este reportero en el anonimato por temor a las represalias, y otros ex trabajadores como Beatriz Moreno y Angélica Clairín Pantoja, que las condiciones generales del hospital cambiaron radicalmente a la muerte de su fundador, el doctor Arturo Gutiérrez Meneses el 12 de enero de 2019, y hoy está en declive su calidad, aunque no sus ingresos.

Al fallecer Gutiérrez Meneses fue que socios minoritarios del nosocomio como Jesús Torán Sierra, Juan Beltrán Arriaga, acompañado de su hija, Adriana Beltrán Mallén, Julián Guinea Valencia, Eduardo Rocha Pérez y Javier Alfonso Ortega Alonso, entre otros, se apoderaron de la administración para iniciar el declive en la calidad de los servicios del hospital, que hoy ocurre ya con consecuencias fatales.

Antes del fallecimiento de Gutiérrez Meneses, su hijo, el director administrativo Alfredo Gutiérrez del Ángel suspendió los servicios de Rayos X que estaban a cargo de Jesús Torán, porque este no pagaba el arrendamiento del área. Así que, a la falta del fundador y con un rencor acumulado, éste inició la revuelta para deponer a Gutiérrez del Ángel mediante una asamblea fraudulenta en mayo de 2019 en la Inmobiliaria Trinidad y en marzo de 2023 en el Sanatorio Trinidad, a quien acusaron de mala administración porque los dividendos para los socios no eran los que esperaban, pero no les importó que había trabajos de mantenimiento, acondicionamiento y modernización del hospital.

La revuelta, dicen las personas entrevistadas, la inició Jesús Torán al, él mismo, promover a través de otras personas una denuncia en COFEPRIS por irregularidades en los quirófanos, cuya auditoría duró más de dos meses. En efecto, incumplían con la estructura ideal por el hecho de tener una central de equipos afuera y no adentro de las salas de operación, porque la mitad del área todavía estaba en obra. Esto provocó la primera suspensión el 16 de junio de 2023.

Por la afluencia de pacientes siguieron realizando operaciones con los quirófanos suspendidos, mientras también realizaban trabajos de acondicionamiento para cumplir con COFEPRIS, que les clausuró por primera ocasión el 27 de octubre de 2023. Las irregularidades se presentaron en la Central de equipos y esterilización, en el área de autoclaves de vapor y de gas (óxido de etileno), un área de alto riesgo por el calor que se genera y por ahí pasan hoy clandestinamente para el quirófano. Están mal ubicadas porque conforme a la norma 016 SSA-3 2012, las centrales deben estar aisladas, cerradas y ventiladas cerca de quirófanos para abastecer de material estéril. Por protección civil no es área de acceso de pacientes.

Días después, en noviembre, fue detenido y encarcelado Alfredo Gutiérrez del Ángel por presunta mala administración y enriquecimiento ilícito y ya, este grupo minoritario de socios cedió todo el poder de la administración a la actuaria Adriana Beltrán Mallén, quien sin conocimientos hospitalarios ha llevado las cosas al momento en que se encuentran, desterrando del Sanatorio y la Inmobiliaria Trinidad a la socia mayoritaria, Celedonia Rosario del Ángel Campos y sus hijos.

Hoy, a pesar de la alta afluencia de pacientes en el Sanatorio Trinidad, reportan las personas con las que platicamos para realizar este reportaje, las enfermeras tienen dos años sin recibir uniformes ni calzado especial como si lo tenían 2 veces cada año con la anterior administración, el área de enfermería está saturada por falta de personal, no hay quien las cubra para que puedan salir a comer, les obligan a realizar trabajo extra sin pago, carecen de material médico básico como bombas de infusión o hasta tela adhesiva, tampoco medicamentos elementales; su jefe el doctor Erick Ramírez Arias no acepta sugerencias ni mucho menos reclamos y cuando se los hacen, a gritos les dice que se callen y respeten su jerarquía, es decir, que su palabra es ley aunque esté equivocado y así, en medio de este ambiente, decae la calidad de atención al paciente .

De acuerdo con los testimonios y comunicaciones personales en poder de DIFUNET y este reportero, los medicamentos y materiales los compran al momento en las farmacias del rumbo, incluso de genéricos, y llegan a tardar hasta 4 horas en entregarlos a enfermería para poder ser aplicados a los pacientes porque quienes están al frente del área son personas sin experiencia hospitalaria, como Óscar Daniel Mendoza, encargado de la farmacia, quien carece de título como Químico Farmacobiólogo, quien impuso horarios en el protocolo para surtir las medicinas.

De acuerdo con los testimonios, Laboratorios Pisa recogió cerca de 20 bombas de infusión, que sirven para el control de líquidos y medicamentos, y otros equipos de anestesia, porque no les pagan más de millón y medio de pesos; el hospital tiene un adeudo millonario con este y otros proveedores y apenas cuenta con cuatro bombas de infusión para todo el servicio, cuando en la administración anterior nada de esto ocurría. Los retiros de estos equipos provocan un retroceso en los procesos de medición y obviamente se incumple con normas de medicación.

Contaron los trabajadores que la situación es tan desesperante por la falta de insumos, que una ocasión un médico que llevó a su paciente para hacer una cirugía, la suspendió porque en el momento no había tela adhesiva. Este lunes mientras se realizaba auditoría en farmacia, las enfermeras estaban desesperadas y sufriendo, porque no hay más bombas disponibles y con ello, ya no hay una certeza del goteo de las soluciones y medicamentos.

La farmacia del Sanatorio Trinidad tampoco puede manejar medicamentos controlados desde el 17 de septiembre de 2024, el cual está sellado, y, si lo hacen, que lo están realizando por las operaciones que aún hacen, de acuerdo con las fuentes de información anónimas, están incurriendo en un delito grave, ya que se les pide a los médicos que los anestesiólogos lo lleven o los compran con recetas sin control en libros.

Hoy, debido a estas situaciones administrativas y al despido de los anteriores trabajadores y contratación de nuevos a modo de los actuales jefes, se han dado casos de pacientes infectados por la falta de seguimiento a los protocolos de higiene, que son un grave riesgo para los enfermos e, incluso, para los familiares que los acompañan.

El Sanatorio Trinidad es un ejemplo de cómo la negligencia administrativa y la falta de supervisión gubernamental pueden convertir un hospital que alguna ocasión fue referencia en el área de traumatología en una trampa mortal. Mientras los pacientes confían en recibir atención de calidad, el personal médico enfrenta condiciones laborales inhumanas y los riesgos para la salud pública se multiplican.

¿Hasta cuándo permitirán las autoridades que este lugar siga operando en estas condiciones? La respuesta está pendiente, pero cada día que pasa aumenta el peligro para quienes cruzan sus puertas.