Senado, Comprometido Con la Educación, Dice Monreal
Por Jaime Arizmendi
Argonmexico / El presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal ratificó el compromiso de senadoras y senadores mexicanos con la educación, con la relevancia del proyecto educativo para la niñez y la juventud, para encontrar las oportunidades para el desarrollo y el engrandecimiento de nuestra Patria.
“Pienso que la educación y la cultura son dos pilares fundamentales de la República. Su fortaleza se traduce en el despliegue de nuestro potencial al elevar la conciencia de los mexicanos”, afirmó.
Al participar en la sesión solemne que realizó el Pleno de la Comisión Permanente para conmemorar los 100 años de la llegada a nuestro país de Gabriela Mistral,
Ricardo Monreal destacó las aportaciones de la maestra y poetisa chilena en esta materia.
“Gabriel Mistral destaca dentro del exilio chileno, que ha dejado legado en México, no sólo por su capacidad de vincularse y de relacionarse con los intelectuales de la época: Roberto Montenegro, Miguel Covarrubias, Torres Bodet, entre otros. Su compromiso con la educación popular, la llevaron a fundar las misiones culturales como un valiosísimo instrumento para pueblos y comunidades”, señaló.
Ricardo Monreal recordó que gracias al esfuerzo de esta mujer se logró movilizar la oferta educativa hacia los territorios más rezagados en el interior de la República y no se limitó a los centros urbanos, como el de la Ciudad de México.
El también coordinador parlamentario, Ricardo Monreal Ávila destacó la oportunidad que representó esta celebración para poder unir en un esfuerzo transformador la vocación social y la creación artística.
“Gabriela Mistral se convierte así en un ejemplo de congruencia ante el decir y el hacer, y nos demuestra que es posible conjugar la vocación por el cambio social con el cultivo del espíritu humano”, agregó el legislador.
Cabe mencionar que a Gabriela Mistral se le considera una de las principales referentes de la poesía femenina universal, y por su obra obtuvo en 1945 el primer Premio Nobel de Literatura, para un autor latinoamericano.