Nadie puede decir lo que vendrá ni cuándo
El virus hace milagros: devuelve la vista a muchos ciegos. Florestán
Estos días son tan inciertos, que a pesar de las proyecciones que se han hecho en todos los sentidos en salud y economía, nadie puede decir qué tan largo va a ser el tránsito de estas crisis paralelas ni de qué profundidad ni en qué mundo vamos a desembarcar ni en qué condiciones ni qué vamos a encontrar ni cómo vamos a ser.
Es la incertidumbre completa que unos y otros buscan llenar con sus propios datos. Del crecimiento, se habla de una caída que va de 0.1 por ciento, mínimo de Hacienda en sus Precriterios de Política Económica, hasta 8 por ciento del Bank of America, porque en este momento no hay elementos para determinar, con certidumbre lo que será desplome.
Por eso, cuando a mí me dan o escucho proyecciones, las dejo a un lado, ejercicio inútil cuando hoy la prioridad es salvar los empleos con una acción conjunta de gobierno y empresas para que éstas tengan liquidez, solvencia y no acaben en la bancarrota.
Lo mismo hago ante las cifras de coronavirus aquí, del que tampoco nadie sabe su final ni su gravedad en contagiados, muertos y secuelas. Lo que sí va a dejar al descubierto esta crisis sanitaria son aspectos, como lo declarado ayer por el secretario de Salud, Jorge Alcocer, quien afirmó que en México hay un déficit de 200 mil médicos, o lo que aceptó su subsecretario Hugo López-Gatell: que las mascarillas que compró México a China son las mismas que México exportó a China en febrero pero varias veces más caras. O las limitaciones del sistema hospitalario.
En este caso, como en el económico, nadie puede hablar de cifras serias aunque me quede con las que me declaró hace un mes el mismo López-Gatell: habrán 250 mil contagiados de los que 10 mil 500 necesitarán terapia intensiva, el pico será en junio, para descender en julio-agosto y aterrizar en octubre. Estamos hablando de todo el año sin que la realidad pueda garantizarlo.
En fin, que transitamos a un mundo nuevo, diferente, que no sabemos cómo será ni cómo seremos ni cómo ni cuándo llegaremos.
Lo único seguro es que no será igual al que dejamos antes de las pandemias: la sanitaria y la económica que podría ser catastróficamente peor.
RETALES
1. COMIDA. Vinieron tres de los 10 regios a comer con el Presidente y otros se enlazaron por internet. A la salida no dijeron nada. Quizá ese fue el resultado;
2. RUDO. Carlos Salazar, presidente del CCE, mantuvo su postura de señalar al presidente de la República como responsable de la pérdida de millones de empleos por no hacer caso al empresariado;
y 3. AVIÓN. Un solidario Dreamliner de Aeroméxico trajo un cargamento de equipo sanitario de China a México. No sé por qué para esas operaciones de carga, no usan el avión presidencial, que es de la FAM, abandonado en un hangar en el desierto de California esperando salir en un sorteo.
Nos vemos mañana, pero en privado