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Zona Cero

Por Roberto Santos

*Crisis en el legislativo local

Argonmexico / Una herencia dañada la que Pablo Amílcar dejó en el Congreso, que ha dividido a su fracción y radicalizado a la oposición.

Está claro que a Morena le ha costado mucho no poder unificarse, porque desde ahora cualquier movimiento pasa por las aspiraciones a la gubernatura de quienes sienten llevar la batuta en esta discordancia de acciones.

Pero si eso no fuera suficiente, el diputado Antonio Helguera ha sido acusado de estar muy sobrado en su carácter de jefe político y que se ha subido a un ladrillo de donde está a punto de caer, gracias a sus yerros.

Durante el intento de sesión de este día jueves, ha quedado claramente demostrado que el ingeniero Helguera carece de capacidad de negociación y que sus ínfulas de patrón le restan acercamiento con las demás fracciones, las que se han sentido ofendidas por la manera de actuar del presidente de la Jucopo.

En un ligero recuento, se pueden encontrar tres causas que han profundizado la división entre Helguera y la oposición, conformada por PAN, PRD, PRI, MC, PT y PV, quienes ayer le hicieron el vacío al no estar presentes.

La primera causa fue la irrupción de la CETEG en el Congreso y el uso de la tribuna por sus representantes para manifestarse en contra de la reforma educativa, algo que no había sucedido jamás, y las amenazas en contra de algunos diputados por parte de algunos maestros, azuzados por un asesor de Morena en el Congreso y miembro de la misma coordinadora.

Esto lo confrontó con el PRI y el PRD, partidos que acusaron a Helguera de ser blandengue en sus decisiones y romper acuerdos con los coordinadores de estas fracciones.

Si al presidente de la Junta de coordinación no le resultara suficiente, se ha negado a la petición de sus compañeros diputados para que informe y transparente el uso de los recursos.

Lo señalan de manejar los dineros de manera unipersonal y arbitrariamente, sin informar al resto de la legislatura.

La tercera causa fue el intento de correr al secretario de Asuntos Parlamentarios, pretendiendo que las demás fracciones le hicieran el grandísimo favor de estampar su firmar en el documento para despedirlo, sólo porque a la fracción de Morena no les gusta su modo de trabajar.

Obvio es que nadie aceptó firmar el documento al sentir que los trataba como peones y no como sus pares y mucho menos porque con ello avalarían su intención de dejar sin empleo a este funcionario.

Esto es lo que ahora tiene paralizados los trabajos legislativos, una situación que no había sucedido por causa de tanta ignorancia y soberbia del coordinador de la Jucopo, y porque los coordinadores de los demás partidos se quejan de que no los ha buscado para tomar acuerdos y distender el clima de enfrentamiento político existente.

Es decir, el morenista padece de un exceso de arrogancia para sentarse a negociar con sus contrapartes, como una manera de ocultar su incapacidad o su falta de conocimiento de la operatividad política, a lo que suma su acendrado egocentrismo, terminando por desembocar en un inmovilismo en los trabajos legislativos.

Y para coronar este escenario, ha acusado a los sindicalizados de querer afectar los trabajos del Congreso cuando le han pedido negociar sus derechos laborales.

Es el momento de que Antonio Helguera tome en cuenta a sus asesores si quiere recomponer las cosas en el legislativo, pero no a quien azuza a los cetegistas para agredir a los diputados opositores.