Ciudadanos Informados ¿Para qué?
Aún queda un gran porcentaje usado discrecionalmente, situación que no deberíamos permitir. El gobierno tiene la obligación de darnos cuenta de cada centavo que entra en su presupuesto. Y darnos buenas cuentas de ello. No es justo que el lunes 19 de abril amanezcamos con la aberrante noticia que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), encabezado por Elba Esther Gordillo, de la que se hacen muchos chistes, pero al final la es ella quien se ríe de nosotros. Miren sí no, que a sus maestritos de pacotilla les acaba de conseguir el 4.9 por ciento de aumento salarial, más 1.5 por ciento en prestaciones, más 1.5 por ciento en “compensación provisional compactable” ¿y eso?. Mientras 7 de cada 10 alumnos de primaria y secundaria se ubican en los niveles, insuficiente y elemental.
La “cosa”, perdón la maestra se da por ofendida y dice que no acepta que el gobierno o algún grupo externo de la sociedad o la ONU o Harvard digan que la SNTE es un obstáculo para la calidad de la educación. Estoy de acuerdo con ella, es obvio que no son un obstáculo, son simple y llanamente los responsables absolutos de la mediocridad y el vacío educativo en que se encuentra la población.
En otro tema: por correo electrónico han enviado una lista de los grandes empresarios y sus deudas con el fisco; esa es una deuda con México, con cada uno de los pobladores de esta tierra a los que por derecho propio deben beneficiar estos impuestos. No sé bajo qué argumentos o por qué concesión no se les obliga a pagar a estos empresarios que exhiben en las páginas de las revistas financieras los óptimos lugares que ocupan sus sólidas empresas; en las de sociales, como sus grandes fortunas los visten exquisitamente, los alimentan opíparamente, y los pasean lejos, o cerca, lujosamente.
Nos piden que reenviemos esta información, y pregunto ¿Para qué?. Estar informado es ¿un privilegio?, pero lo es cuando nos provee de referencias para enriquecer, mejorar nuestras vidas, nuestro entorno, para llevar a cabo alguna acción que nos conduzca a lograrlo. Esto únicamente, como el conocimiento sobre los dispendios, el despilfarro, las ineficacias de los políticos nos sirve para darnos cuenta que estamos rodeados de aprovechados y ladrones, que somos unos titerillos, los peones del juego, de los poderosos; conscientes que ellos conservan esos lugares privilegiados, porque nosotros lo permitimos.
Ahí están los elegidos a través de nuestro voto, y a los que les compramos sus productos o les contratamos sus servicios. Los mexicanos nos auto criticamos por la ausencia de unión, escucho aquí, allá, que en este país permitimos todo, aguantamos, aceptamos sin protestar, ¿y…? pues seguimos en los mismo, sabemos que la unión hace la fuerza, sabemos que una sociedad puede demostrarle al gobierno, a los lideres sindicales y a las empresas, que unidos podríamos darles una lección.
Simplemente no pagando la tenencia, no comprando en sus almacenes, no adquiriendo sus productos, el servicio que ofrecen, pero no lo hacemos, y realmente no encuentro motivo ¿qué parte de nuestra psique quiere seguir siendo siervo cuando podemos ser amos? Con el hecho de demostrarles a todos esos que están en donde están gracias a cada uno de nosotros, al grupo que conformamos.
La próxima vez que le pidan, no comprar en algún almacén, no adquirir un producto, o servicio en especial, no realizarle un pago al gobierno, asistir a una marcha ¡hágalo! Por su bien, por el de su familia, su sociedad, su país.
Mientras Felipe Calderón minimiza las muertes de los civiles. “Son realmente los menos” dijo. Una sola muerte –de quien sea-por violencia, es un hecho a repudiar. La frase es torpe, ofensiva para una sociedad sensible; agresiva para las personas que han perdido un familiar, un amigo, un colega. Y hablamos de 23 mil muertes, muchos de ellos por ser, o coludirse con la delincuencia, otros de parte de la ley, y los menos, iban pasando ¿a quién le importan?.
Felipe Calderón la pasa a gusto, además de asistir a su concierto, invito a comer a los Pinos al cantante español Joaquín Sabina quien declaró que la guerra contra el narcotráfico era ingenua, luego salió diciendo -Sabina- que el ingenuo había sido él. De cualquier forma ahí me hubiera gustado estar.