Devaneos (Ma. Elena Maldonado)

Trabajando ¿Por Nuestra Felicidad?

Devaneosargonmexico.com / Dicen que es una actitud. Que es gratis; que puede estar en la mirada de un niño, en un amanecer… Todo eso y más es la felicidad. También dicen que lo más cercano a ella es la tranquilidad y es muy cierto. La tranquilidad en este mundo moderno está de la mano de disfrutar de una sana economía que nos ofrezca la posibilidad de cubrir nuestras necesidades: casa, vestido, sustento y más allá.

Todos queremos en nuestros días de asueto, paseos lejanos y cercanos; asistir a los espectáculos que se ofrecen; conocer restaurantes, bares, viajar; tener unos lindos muebles. Adquirir artículos que nos hagan la vida cómoda –lavadora, computadora, automóvil, y esos juguetitos tecnológicos para hablar, fotografiar, escuchar música, informarnos.

Así como una que otra joyita, el peluquero, los perfumes, y no sólo cubrirnos los cuerpos, sino estar a la moda; una casa soleada para mirar la luna llena, y que tal otra para los fines de semana… En fin no sobrevivir, sino acomodarnos a gusto en el diario ir y venir.

Todavía falta decir que nos gusta vivir en ciudades seguras, andar por calles limpias, sin baches ni hoyos, y ya que los impuestos son obligados, saber que en verdad se usan para hacernos la vida feliz, y no para la rapiña de unos cuantos.

Ahí es donde nuestra felicidad ya no depende de sonreír cada mañana frente al espejo para andar optimista las 24 horas. Esa parte de “nuestra felicidad” la hemos puesto en manos de esos… sí los de la rapiña.

Pero analice, “la hemos puesto”, aunque también es verdad que ponerla tan mal como está, tomó sus años. Aún no logramos enderezarla, hemos dado los primeros pasos y, aunque usted no lo crea, podemos y debemos tomar el poder; ya que existen grandes porcentajes de nuestra felicidad que están en pésimas manos y lo que se hace en estos casos es quitarles el encargo y por ello debemos trabajar sin tregua.

Desgraciadamente, hay unos truhanes alevosos que se  han aprovechado, entonces resulta que ellos tienen muy lograda su felicidad, asegurado su futuro, mientras el nuestro se encuentra en muy mal estado y en vías de empeorar. En ello nos estamos jugando casi todo, y el casi es sólo para no sonar exagerado.

Usted tome pluma, papel, y haga una lista de todas las cosas que le rodean y dependen de la capacidad, eficiencia, honradez, dedicación, compromiso y demás cualidades que obligatoriamente debe tener aquél que sea votado por nosotros y ocupe la chamba de rodearnos de excelentes servicios:

–Agua, luz, drenaje, recolección de basura, mantener las calles, la seguridad, la educación, las carreteras, los hospitales, la economía; velar porque los empresarios paguen salarios, y cobren precios justos -entre ellos subraye a los voraces banqueros-, y además el dinero que nos roban, perdón, que amablemente recolectan bajo el nombre de Impuesto Sobre la Renta, Valor Agregado, o su chaparra madre.

Y retiro la disculpa, pues si no nos dan, por lo que nos quitan, el equivalente en servicios, comodidades y felicidad, esto es un robo en despoblado, ventajoso, impune, alevoso. Lo peor de todo es que nosotros no sólo se los permitimos, además lo propiciamos con nuestra anuencia silenciosa.

Sí, claro que nos quejamos en el café con los amigos. Vociferamos de la policía, las aceras rotas, los topes, las grúas, el seguro social, que no tiene nada de seguro y menos de social; de un Pemex que le ha dado al sindicato dinero para que lo robe; el gobierno, los directores; y cuando no, aquí estamos nosotros para cubrir el déficit con aumentos en gasolina y en lo que a ellos les dé la gana.

El Congreso –que representa los intereses de cualquiera, menos los de los ciudadanos- hacen como que nos defienden, pero al final, de todos modos nos la recetan y siempre es muy amarga. ¿Recuerda alguna decisión tomada en el Congreso que le haya causado plena satisfacción y mejorado su vida?

Pasan los periodos de las legislaturas y aprobaron tres leyes mugrientas, y les heredaron a los siguientes las importantes. A la hora de pedir cuentas a los secretarios de Estado sobre sus deficientes desempeños, tampoco pasa nada. Así dilapidan nuestro patrimonio. No hay una función pública para aplaudir, o mínimo que llegue a un desempeño mediano.

A mi se me retuerce la panza cada vez que escucho tanta falta de compromiso; ni a mediocres llegan cuando se trata de ofrecer resultados; aunque para cobrar y servirse con la cuchara grande, les sobran el talento y carecen de vergüenza. Pero sabe qué es lo peor, no son personas honorables. No tienen palabra. Ante eso no hay nada que hacer.

Tenemos obligadamente que deshacernos de ellos, que se pongan a trabajar fuera del presupuesto. Que se pongan en nuestros zapatos, y sufran la condena de ser ciudadanos en un país de gobernantes desleales a su país y a su gente.

Mis deseos para  2010 es que sea un año que califique con 10 para cada uno de nosotros, sí se puede un 12 ¡magnifico! Sólo le aviso que no va a ser gratis, tenemos que trabajar para ello, y conseguir vivir tranquilos y por qué no: muy, muy felices. Y qué pena, pero en este caso LA FELICIDAD NO ES GRATIS, pero le aseguro que sí se puede.

[email protected]

Deja un comentario