Devaneos (Ma. Elena Maldonado)

Dominar Nuestro Destino

devaneosargonmexico.com/ Unos dicen que los panistas le hacen el juego a los priistas en las millonarias partidas presupuestales para los estados, y el retiro de medidas de control sobre las participaciones federales; por otro lado, es evidente tratan de atorar la avanzada de despilfarro sin limites que se otorgan “políticos del partido que usa los colores de la bandera de todos como cosa propia”.

Desgraciadamente, la mayoría legislativa que detentan les permite pasar por encima de lo que “debe ser”. No me vayan a decir que la ciudadanía aprueba que el uso dado a sus impuestos, los viejos y los nuevos -los cuales ya olvidaron eran para los pobres- además de prometer austeridad; aunque la realidad es que los únicos perjudicados en está, como en todas las crisis, somos nosotros.

Ellos se ahorran hasta la transparencia. ¿Por qué alguien se niega a dar cuentas exactas sobre un dinero que es propiedad pública y debe ser usado en beneficio de la comunidad?. Sólo hay una respuesta: va a darle un fin inadecuado: nos van a robar.

Se autonombran el partido vencedor de las últimas elecciones intermedias y los hechos fueron que los mexicanos simplemente no salieron a votar; como antes lo dije, en otro país democrático, está contienda tenía que haber sido anulada, con menos del 50 por ciento del padrón, no existe mayoría para elegir a los miembros del Poder Legislativo.

Eso fue lo que no tomaron en cuenta los promotores del voto nulo, quienes propiciaron que los desencantados ciudadanos no se tomaran la molestia de acercarse a las urnas, aunque para el caso da lo mismo, anular es igual que no votar. Así logró este infortunio la mayoría priista que sigue ejerciendo sus “manipuladores poderes económicos”, que por cierto, consiguen de los contribuyentes, y con ellos “convencen” a muchos de los electores, por lo menos, los suficientes para acomodarse en el poder.

No es que me sienta orgullosa de vivir en un país en el que tengo que votar por el menos peor, pero así será, hasta que nos pongamos a trabajar para darle calidad y una forma congruente al servicio que nos debe prestar el gobierno. Y lo que por encima de todo debemos hacer es al menos equilibrar las fuerzas en el Congreso, para que no suceda lo que hoy estamos contemplando: Una partida de vividores que se sirven del país para beneficio propio, como han sido siempre, sin recato.

Así como personas, hay muchos tipos de votos. Quizá todos sufrimos de desencanto, al no obtener de los políticos ni el mínimo esperado, pero la golpeada clase media es la que es más consciente de los agravios que se comenten en contra de la inteligencia, la seguridad, y el bolsillo de la ciudadanía. Fueron ellos quienes se ausentaron de las urnas, y desgraciadamente cometieron el peor error, se castigaron a sí mismos, al permitir que el PRI ganara espacios.

Esa mayoría que a través del voto y la omisión de él, consiguieron. Ya ven como los tiene, soberbios apoderándose de los presupuestos, sirviéndose con la cuchara grande, retrocediendo el poco avance que habíamos obtenido.

Claro que en los que pusimos la fuerza del cambio, tampoco nos han dado las satisfacciones esperadas; aún así no debemos soltar las riendas. Requerimos organizarnos como sociedad, dominar el gobierno desde una verdadera representación, un poder legislativo compuesto por verdaderos ciudadanos, con las cualidades, la preparación y el compromiso; ajenos al servicio de otros intereses que no deriven en el bienestar de la comunidad.

Un trabajo de equipo dedicado a escuchar las necesidades, las propuestas inteligentes, para no continuar malgastando los recursos naturales, económicos, humanos, como ha sido hasta hoy. Cambiar una historia de corrupción, ineptitudes, autoritarismo, despilfarros, injusticias, migración, inseguridad, miseria, ignorancia, por una de todo lo contrario.

Ya el PRI demuestra la suciedad que lo caracteriza, no tenemos que realizar complicadas investigaciones, aquí y ahora está la evidencia, ni siquiera merecemos el trabajo de ocultar sus cochinas intenciones.

Tenemos tiempo –cerca de tres años- para reconsiderar el voto, pero nuestras acciones deben ser inmediatas, demostrar nuestra inconformidad sobre estos hechos, antes que hagan uso indebido de los recursos que pueden tener un mejor destino, un destino que nos de la satisfacción que requerimos como contribuyentes de proyectos positivos. Debe molestarle pensar que el dinero arrebatado de su cartera, el que obtiene con su esfuerzo para el sustento familiar, sus paseos, diversión, ahorro, hoy están disminuidos, mientras esos “servidores públicos” se la pasan bomba, y sin servir.

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