ColumnasDestacadosDevaneos (Ma. Elena Maldonado)

Ser Ciudadano

Argonmexico / Empecemos por recordar que, desde la vida independiente de México, y antes de ella, los únicos considerados ciudadanos eran los hombres. Desde finales de 1916, siendo secretaria particular del Presidente Venustiano Carranza, Hermila Galindo, con sólo 19 años de edad propuso el voto para la mujer, aunque la modificación al artículo se dio a conocer a través del Diario Oficial de la Federación del 17 de octubre de 1953 (37 años después).

Finalmente, durante la presidencia de Adolfo Ruíz Cortines se publicó el decreto que modificaba el artículo 34 de la Constitución a como dicta hoy en día: Son ciudadanos de la República los varones y mujeres que teniendo la calidad de mexicanos… -aunque la verdadera democratización de la ciudadanía tardó en gestarse, faltaba avanzar para que la mujer tuviera derechos políticos, laborales y sociales –y hasta diría que no hemos acabado de construirla- pero ese es otro tema.

Por fin, en las elecciones del 3 de julio de 1955 (39 años después), las mujeres acuden por primera vez a las urnas a emitir su voto y son consideradas ciudadanas. Les acerco la siguiente información, por si les sucede como a mí que hace años no leo nuestra Carta Magna y, por ende, los siguientes artículos que hablan de nuestra ciudadanía.

Actualmente, el artículo 34 constitucional dice: Son ciudadanos de la República los varones y mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes requisitos: Haber cumplido 18 años y tener un modo honesto de vivir.

Supongo que lo del modo honesto de vivir quita a todos los políticos corruptos, delincuentes, líderes sindicales, defraudadores… el derecho a ser considerados ciudadanos. Habría que pedir con la credencial de elector un certificado de no antecedentes penales. Digo, para estar seguros que solamente voten las personas que tienen un modo honesto de vivir.

El artículo 35 habla de nuestras prerrogativas y son:

1.-  Votar y ser Votado, a algún puesto de elección popular siempre que cumpla los requisitos expuestos en la ley.

2.- Asociarse individual y libremente para tomar parte en forma pacífica en los asuntos políticos del país.

3.- Tomar las armas en el Ejército o Guardia Nacional, para la defensa de la República y de sus instituciones, en los términos que prescriben las leyes.

4.- Ejercer en toda clase de negocios el derecho de petición.

El artículo 36 apunta nuestras obligaciones:

1.- Inscribirse en el catastro de la municipalidad, manifestando la propiedad que el mismo ciudadano tenga, la industria, profesión o trabajo de que subsista; así como también inscribirse en el Registro Nacional de Ciudadanos, en los términos que determinen las leyes.

2.- Alistarse en la Guardia Nacional

3.- Votar en las elecciones populares en los términos que señale la ley.

4.- Desempeñar los cargos de elección popular de la Federación o de los Estados, que en ningún caso serán gratuitos.

5.- Desempeñar los cargos concejiles del municipio donde resida, las funciones electorales y las de jurado.

6.- A pagar las cuentas y cuotas que el país o estado solicita y hacerlo de manera honesta y a tiempo.

A diferencia de la Nacionalidad mexicana, la ciudadanía sí se pierde. Los motivos son variados y entre ellos están:

1.- Aceptar o usar títulos nobiliarios de gobiernos extranjeros.

2.- Prestar voluntariamente servicios oficiales a un gobierno extranjero sin permiso del Congreso de la Unión o de su Comisión Permanente.

3.- Traición a la Patria.

4.- Adquisición voluntaria de una nacionalidad extranjera, hacerse pasar por instrumento público como extranjero, por usar pasaporte extranjero, o por aportar o recibir títulos que impliquen sumisión a un Estado extranjero, por residir durante 5 años continuos en el extranjero.

Ahora que estamos a unos pasos de las elecciones presidenciales me gustaría que definiéramos nuestra postura como parte importante de los hechos que transcurren, ya que tenemos 3,400 cargos a nivel local y federal, para renovar, y es necesario tomar conciencia del papel que jugamos para definir el destino del país, y con él, gran parte del nuestro, pues algo que he repetido constantemente es nuestro compromiso con ese ser ciudadano, entre las obligaciones y derechos debería escribirse la participación continua en las decisiones que el gobierno toma. No podemos declararnos apolíticos ya que la luz, el agua, las calles, salud, educación, seguridad, el porcentaje de IVA, predial, impuesto sobre la renta, más lo que se les ocurra, impactan nuestra economía, nuestra calidad de vida.

Aunque usted posea la capacidad económica para no preocuparse de esos “detalles”, resulta que, si el resto de los ciudadanos sí se ven afectados, impactarán en su vida en las mil formas que una sociedad donde hay carencia en salud, educación, aplicación de la ley y la justicia… puede responder a este comportamiento deficiente; exactamente como sucede hoy en día, debido a la permisividad en la que “autoridades” y habitantes hemos incurrido.

Tener un Congreso realmente ciudadano, que se dedique a velar por los intereses de todos y cada uno de los habitantes del territorio nacional que sean personas con un modo honesto de vivir, aunque sean menores y/o extranjeros.

Pues todas las reformas que se piden a la ley, en las que los políticos pierden canonjías y libertades para ejercer a modo sus funciones y la estricta obligación de explicar y dar cuentas claras a los requerimientos de los ciudadanos y las instituciones creadas para estos fines, resultan insuficientes para que estos servidores públicos optimicen su trabajo y sus cuentas.

Exigir que definitivamente se acabe con la impunidad, castigando el menor ejercicio deshonesto e ineficiente. Tenemos miles de ejemplos, pero uno de los más expuestos ha sido el socavón y otros dislates costosos y hasta asesinos.

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