ColumnasDestacadosDevaneos (Ma. Elena Maldonado)

Devaneos

Por María Elena Maldonado

*Opinan Sobre López Obrador

Argonmexico / Cuatro articulistas del Reforma con certeros comentarios, todos ellos investigadores, lectores, estudiosos de la economía, la historia… sus biografías contienen largas e interesantes trayectorias.

Este pasado domingo 9 de noviembre cada uno publicó su artículo cuyo tema es el gobierno de López Obrador. Me permití sacar lo esencial para darnos una idea del pensamiento generalizado de los estudiosos, los observadores de los hechos y las formas de actuar de los individuos en el poder y en este comienzo de sexenio las grandes preguntas, las grandes expectativas positivas y negativas sobre el hombre que obtuvo la presidencia.

ISABEL TURRENT: Líderes como el húngaro Orbán, Maduro o López Obrador, han encontrado la manera de concentrar todo el poder en sus manos. Allá se apoderan de los medios de comunicación, atacan sistemáticamente a la prensa y reprimen a la sociedad civil: la intolerancia es su bandera.

Aquí, hemos emprendido el mismo camino con la centralización a ultranza, consultas que pasan por encima de la institución democrática encargada de hacerlas y verificarlas y la reconstrucción del México corporativista. López Obrador no tiene que preocuparse por los medios de comunicación masivos: sus dueños están en su "consejo de asesores".

El populismo se alimenta de la polarización y el enfrentamiento entre sus feligreses. Para dividir y reinar es muy útil inventar un enemigo y culparlo de todos los males del país. Para LO, que vive de espaldas al mundo, sus adversarios han sido siempre nativos, mafias del poder, élites (para dividir y reinar hay que nutrir el resentimiento de clase) y, desde su elección, el fantoche del neoliberalismo que ni él ni nadie ha podido definir.

El talón de Aquiles de los políticos carismáticos y populistas es la economía. Todos han intentado poner los recursos económicos al servicio de su programa de dominación política. Y todos han fracasado. Si López Obrador insiste en aplicar un modelo económico estatista que vulnere el libre mercado, con subsidios y controles de precios y decisiones fundadas en "sus convicciones" más que en cálculos de costos y ganancias -como la suspensión del aeropuerto de Texcoco-, la Cuarta Transformación podría convertirse en poco tiempo en el reino de la carestía. Ahí, donde el carisma se esfuma y el autoritarismo represivo lo sustituye EDUARDO CACCIA. El presidente López Obrador es ese conquistador empeñado en acabar con sus adversarios y sus símbolos (lo que él llama neoliberalismo conservador, a momentos también "el poder económico" que "debe ser separado del poder político", como si la cohabitación fuera perversa por naturaleza, siendo que lo dañino es el tipo de vinculación y no el maridaje mismo).

Me preocupa que AMLO, en su afán de destruir para construir, arriesgue su vida y la de miles de pasajeros. ¿Debería yo como pasajero, en el vuelo donde viaja el Presidente, ser avisado con anticipación para decidir si arriesgo mi vida? ¿Deberían las aerolíneas darme una alternativa en otro vuelo sin costo para mí? ¿Cuánto vale el tiempo de un Presidente para perderse en largas esperas por nuestra deficiente red aeroportuaria? ¿Vale la pena construir este símbolo de austeridad que más que lubricante parece engrudo? Preocupa también la decisión de fortalecer símbolos del pasado, como los hidrocarburos, cuando el mundo apunta a un cambio por otras fuentes de energía. Elegir mal los símbolos tiene consecuencias, ¿destruir futuro para construir pasado?

En una confesión racional y congruente, el presidente de México ha dicho que tiene que revisar el presupuesto antes de seguir prometiendo cosas. Es de sabios rectificar. No vendría mal que reconsidere la suerte del NAIM (y le llame "Benito Juárez") como una victoria sobre la corrupción; que haga auditorías y castigue. Preferible golpear a la corrupción que golpear a la nación.

LUIS RUBIO. La pregunta es si AMLO promoverá una transformación hacia la institucionalización o hacia el autoritarismo.

Es la oportunidad para romper con los sindicatos que impiden el desarrollo de la población y los monopolios abusivos, con la falta de transparencia y con la corrupción. No habrá otra oportunidad.

Ojalá AMLO no la desperdicie conduciendo al país hacia atrás.

JUAN E. PARDINAS: El nuevo gobierno necesita administrar mejor sus recursos para que sus compromisos no se queden en promesas o rimas folclóricas.

Después del anuncio de la cancelación del Nuevo Aeropuerto de Texcoco, Enrique Cárdenas afirmó: "La decisión… será recordada como una de las peores estupideces de un Presidente en la historia económica contemporánea". El doctor Cárdenas es autor de un libro de 909 páginas, un largo curso sobre Economía Mexicana. De 1780 a nuestros días; es uno de los textos más completos que se han escrito sobre el tema. Además de la historia económica, la otra preocupación intelectual de Enrique Cárdenas ha sido el tema de la desigualdad económica. La decisión de cancelar el aeropuerto es una herida auto infligida en la agenda de un gobierno que dice tener profundas preocupaciones sociales.

Las consecuencias del absurdo apenas se alcanzan a ver. El aeropuerto cancelado se sigue construyendo. Varilla, cemento y dinero continúan fluyendo a ese páramo gigante de suelo salitroso en Texcoco. Cada día que pasa se siguen invirtiendo más fondos en un fantasma de hormigón. Si la obra se cancela de forma definitiva, el gobierno tendría que pagar cerca de 120 mil millones de pesos a los inversionistas que tienen en sus manos los bonos del aeropuerto. Para no desembolsar esa suma e intentar una complicada negociación, la obra ya cancelada continúa en construcción.

Antes del error de octubre, el dinero para pagar esos bonos provendría del flujo de recursos proveniente de la Tarifa de Uso Aeroportuario (TUA), que paga cada pasajero al usar la terminal aérea. Como lo explican mis colegas del IMCO Ana Thaís Martínez y Jorge Andrés Castañeda, en www.nexos.com.mx, cinco años de TUA del actual aeropuerto y 25 años de la terminal de Texcoco hubieran saldado esas deudas. La mayor parte del aeropuerto se hubiera pagado con el ir y venir de más viajeros. Como ya no habrá nuevo aeropuerto, ahora esos bonos los pagaras tú.

Al igual que el Fobaproa, el rescate bancario del fin de siglo, la cancelación del Nuevo Aeropuerto implicará la privatización de ganancias y la socialización de pérdidas. En Twitter ya se bautizó a la cancelación del aeropuerto como el #Pejeproa. El Fobaproa original resultó mucho más costoso al erario público, pero los costos del error actual van más allá de recortar presupuestos para salud, educación y seguridad.

Un pleito legal con los tenedores de bonos aumentaría el nivel de riesgo de la economía mexicana. Como lo demuestran Martínez y Castañeda, entre octubre y diciembre, el bono de diez años del gobierno mexicano tuvo un incremento del 28% (de 4.85 a 6.21%). Esa sobretasa se seguirá pagando aún después del año 2024, cuando Andrés Manuel López Obrador termine su mandato. El peor obstáculo de AMLO para lograr un buen gobierno no es el pensamiento neoliberal o las reacciones conservadoras sino la soberbia embriagante de sus propias certezas.

Ustedes tendrán sus propias opiniones y conclusiones, por lo pronto les deseo ¡Días Felices!