Reportajes

Teotihuacan, La Calzada de los Muertos

mexicomagicookPor Ciudadanos en Red*

argonmexico.com / Una ciudad de las dimensiones y complejidad de Teotihuacan debió tener una planeación cuidadosa, que incluyó no sólo razones prácticas y de organización del espacio, sino también la concepción del mundo que regía la vida de sus habitantes.

Como otras ciudades mesoamericanas, en el trazo de Teotihuacan se buscaba reflejar el arreglo del cosmos, y para ello resultó esencial la disposición de sus construcciones a lo largo de dos ejes transversales, el principal de los cuales es el que los mexicas llamaron Calle de los Muertos, por creer que los numerosos montículos situados a su vera eran tumbas.
En realidad se trata de un grandioso conjunto de construcciones de diferentes tipos, en las cuales lo mismo habitaban los miembros de la clase dirigente, que albergaban actividades civiles y administrativas y eran teatro de una vida ritual que seguramente impresionaba a propios y extraños.
La Calle de los Muertos mide alrededor de 5 kilómetros, si bien el área que ahora se visita tiene cerca de 2 km, a lo largo de la cual se encuentran 80 basamentos de distintos tipos y tamaños.
La Calle de los Muertos es el principal de los ejes alrededor de los cuales se organizó la gran urbe de Teotihuacan; a sus costados se localizaban los principales monumentos. La Calle de los Muertos vista de sur a norte; a la derecha se ven la Ciudadela y la Pirámide del Sol; al fondo la Pirámide de la Luna y el Cerro Gordo.
Aún después de siglos de abandono, el trazo de la Calle de los Muertos era notorio. Más de un siglo de excavaciones han traído a la luz un buen número de los edificios que se localizaban a su vera. A principios del siglo XX la Calle de los Muertos aún se encontraba cubierta por escombro y dividida por muros para parcelas.
Casi un siglo después es posible admirarla en todo su esplendor. La mayoría de los edificios de Teotihuacan contienen varias etapas constructivas, aunque el visitante normalmente observa la más reciente. Entre las excepciones se encuentra esta escalinata del Conjunto Plaza Oeste, de la que se muestran simultáneamente dos épocas.
Complejo Calle de los Muertos
Es posible que a partir del apogeo de la ciudad (225-350 d.C), este rico complejo arquitectónico fuera la sede del gobierno teotihuacano y que incluso aquí residieran sus dirigentes. Así lo indican no sólo la calidad de los materiales constructivos y sus elementos decorativos, sino su propia ubicación -a medio camino entre la Ciudadela y la Pirámide del Sol-, su complicada distribución y la gran variedad de espacios que lo conforman.
Destacan tres conjuntos que fueron explorados en distintos momentos. El rasgo más notable del Conjunto Plaza Oeste es producto de las exploraciones llevadas a cabo hace algunos años, cuando se dejaran expuestas dos de sus épocas constructivas, de modo que el visitante puede percatarse claramente que los edificios que ahora observa son sólo la expresión última de una actividad de siglos, durante los cuales se construían nuevos edificios sobre los de épocas previas.
La misma situación se hace patente en los llamados Edificios Superpuestos, que también son parte del Complejo Calle de los Muertos. El otro conjunto es el llamado Grupo Viking, nombre que alude a la institución que patrocinó su exploración, en el que, además de series de cuartos en la habitual disposición teotihuacana alrededor de patios, se encontró un singular “piso” de mica.
Sin duda, entre los conjuntos departamentales más complejos de la ciudad se encuentran los que se localizan sobre la Calle de los Muertos, ubicación que debió estar reservada para miembros de la clase dirigente.
Muchas de las piezas que ahora se encuentran en el Museo Nacional de Antropología proceden de las exploraciones realizadas en las primeras décadas del siglo XX. Durante sus excavaciones entre 1905 y 1910, Leopoldo Batres encontró una almena con la representación de Tláloc.
*Revista Arqueología Mexicana, Edición Especial, Agosto 2008.

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