CrónicasDestacadosEspeciales

Cómo Reconocer que el Dolor no Concede Tregua

Por Beatriz Nava / Colaboradora Especial

Argonmexico /  TOLUCA, Edomex. Qué difícil escribir cuando el dolor no concede tregua. El asesinato de Javier Valdez Cárdenas, periodista y escritor en tópicos explorados por pocos, ha provocado reacciones de comprensible indignación. Impotencia es lo que campea en el gremio.

Antes, otros comunicadores corrieron igual suerte, y la impunidad se adelantó a los buenos deseos. Hoy, en un país que se dice democrático, de la vértice del poder público partió un lastimoso  humor negro: no era necesario que se recordara que el homicidio del sinaloense implicaba, también, un atentado a la libertad de expresión.

Quien escribió sobre Los Huérfanos del Narco, pensó que abandonaría a sus lectores cuando los poderosos así lo decidieran. Lamentable, pero cierto. Él lo dio a entender en su obra. Colmado de amenazas, continuó en el oficio de abrir cajas de Pandora.

La columna Mala yerba nunca muere publicada en su semanario Ríodoce no aparecerá más;  sin embargo, él sabía que su tarea habrá de ser continuada por otros y renovados postulantes de la verdad.

En el segundo país más violento del mundo, el gremio periodístico ha sufrido casi noventa muertes en los últimos cuatro años y medio: ¿Quiénes siguen?  A pesar de los mensajes amenazadores, la verdad tendrá que buscarse, ya que la transparencia es un tema que inunda los discursos, no los hechos.

La violencia contra el periodista es uno de tantos instrumentos para encasillar en el limbo a la población; y mantenerla en total apatía es indispensable para que persista el sistema de privilegios. Ah, y como conclusión, lectores de noticias; fanáticos de la inserción pagada; y empresarios de los medios, tienen muchos y fundados temores, menos el de las balas.