Crónicas

Inicia Tepito la Rebelión del 2010

Argonmexico.com / Al despuntar el día 2 del quinto mes del 2010, el indómito barrio bravo de Tepito abre la compuerta del rechazo nacional a la corrupción y a la indolencia oficial, y se revela. Toma por sus güevos las vialidades que cruzan su terreno, y se hacen oír y ver.

Todos los medios de comunicación voltean sus ojos, o más bien, sus cámaras y grabadoras, para tratar de captar los sonidos, e imágenes, que reflejan la desesperanza y el reclamo social: Hay muertos que no hacen ruido, y es más grande su pesar…

Quizás no sepan quién fue Ricardo Flores Magón; seguramente nunca supieron de la existencia de Francisco Zarco; ni quién o qué hizo gente como Rubén Jaramillo; pero ellos están en lo cuyo.

Buscan rescatar de la corrupción y del abandono gubernamental a su barrio. El lugar de todos. El zaguán de la vecindad. La calle, la cuadra, algo propio. Eso que nadie les arrancará, ni con todos los policías del mundo.

Y no tienen mucho qué hacer, para encontrar la manera de hacer patente su protesta social.
La de toda su gente. La manifestación del Tlatelolco del 68. Esa que vivieron de cerca; aunque quizás no entendieron entonces con célebre claridad.

Vayan compas, no se intimiden por nada, como sé bien que así sucederá.

En los Baños Caribe me encontré a un amigo. Él me platicó, me invitó a que fuera al barrio, a que captara lo que sucedía en Tepito.

Los calientes manifestantes dicen estar “hasta la madre” de que los martes, cuando nadie sale a vender, al amanecer, de pronto aparezcan en las calles y vialidades decenas, o cientos de patrullas con muchos rateros decididos a llevarse lo que se les antoja.

“Llegan y abren las puertas de los cuartos, en las vecindades que se les ocurre y cargan con todo lo que encuentran. Sea pirata o pagado. Sea robado o legal. Nada les importa. No respetan nada ni a nadie.

Ya basta ¡Cabrones!, o más bien, ¡Culeros!, de que cuando las cuentas no les salen ante el Jefe, esperan a que sea martes para venir aquí, al barrio, a llevarse lo que quieran.
¡A chingar a su Madre!

Aquí ya no hay nada para ustedes. Y si quieren chingarse una bolsa, una mochila, o lo que sea, intenten quitársela de las manos a un cabrón. A un tepiteño. Si quieren robar, rífense el físico. Fájense con un cabrón, y se las damos… Pero seguramente, nada podrán llevarse más…

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