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En Guerrero no hay “Orden y paz”

Por Adrián Zequeida / Colaboración Especial

Argonmexico / ACAPULCO, Gro.- “Nos salvamos”, decían unos comerciantes, mientras otros corrían y unos más cerraban sus negocios. Quien ya no se levantó fue la enfermera Adriana Salgado Betancourt, adscrita al Centro de Salud de la Alameda, en Chilpancingo; su cuerpo quedó en un charco de sangre adentro de un negocio de ropa ubicado en la calle Zapata, una de las calles más transitadas del centro de Chilpancingo.

“Pobre, estaba en el lugar equivocado”, decían las personas que veían el cuerpo, más no saben que corrió a refugiarse, pero las balas la alcanzaron. “Gracias a Dios no me tocó un balazo”, se persignaban y retiraban los que les tocó vivir la balacera.

Cuando atendían a la enfermera, los policías corrían y desesperados empezaron a gritar: hay otros dos, hay otros dos, manden ambulancias. Se trataba del matrimonio de Erika y Salvador, quienes a pesar de meterse a una estética fueron alcanzados por las balas, milagrosamente están estables.

Un mar de policías llegó, no hubo detenidos, pero unos 30 gendarmes bien armados y con chalecos “antibalas” acordonaron el área y al igual que la gente solo decían: “está de la chingada, mi hermano”. Y, efectivamente, nuestro estado está en esa lamentable situación.

No estamos en el lugar equivocado, estamos en un estado, donde no hay garantías para vivir en paz, pues al salir de tu casa, no sabes si una bala perdida enlutara a tu familia como hoy es el caso de la enfermera.

Descanse en paz señora Adriana Salgado Betancourt.