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Estímulo Fiscal a la Investigación y Desarrollo de Tecnología

Por Francisco Iván Cruz / Argonmexico

Es una selección interesante de espacio para anunciar un estímulo a investigación y desarrollo, el que nos transportemos a principios del Siglo XIX y que veamos lo que entonces era investigación y desarrollo.

En el siglo XIX esta fábrica de monedas habría sido la más moderna, la más innovadora en toda Latinoamérica y hoy llama la atención, también poderosamente, que sigue siendo la única en términos de su innovación que todavía puede hacer que estas máquinas funcionen.

Si un día tuviéramos un problema en la más moderna que tenemos en San Luis, podemos hablarle al director de la Casa de Moneda y echar a andar esta maquinaria para que siga funcionando, lo que es testimonio del ingenio del mexicano, de la capacidad, de la creatividad, de la posibilidad de innovar para hacer de nuestra historia presente, y para hacer y construir de nuestra historia también futuro.

Un gobierno que fue creativo, que fue receptivo; un sector empresarial que encontró al entonces secretario de Hacienda, pero sobre todo al subsecretario en un buen momento de generosidad y de receptividad. Quiere decir que el estímulo está muy bien planteado, donde el subsecretario se siente orgulloso de estar en primera fila, de presentarlo, y no siente que pierde fachada frente a sus demás compañeros hacendarios, de haber dicho que sí a un estímulo.

Que nos acompañen, además, quienes lo apoyaron desde el Senado, quienes estuvieron pendientes de que la ciencia, la investigación y el desarrollo tuvieran un acento en nuestro Paquete Económico, también nos da mucho gusto.

Decían, y decían muy bien, tanto Enrique Guillén y como Juan Pablo Castañón, que queremos hacer de México una economía del conocimiento. Hoy la generación de empleo, los procesos de inversión, descansan fundamentalmente en eso. Una economía como la nuestra, una economía compleja, una economía ariada, una economía que ha exhibido una gran profundidad y una gran capacidad de enfrentar un entorno terriblemente adverso, lo hace sobre la base irse volviendo una economía cada vez más sofisticada.

Y el camino para ir sofisticando la economía cruza por la investigación y desarrollo, cruza por el conocimiento. Y si revisamos cómo ese conocimiento ha venido transformando vidas, los datos y, de nuevo, la importancia de que nos juntemos hoy aquí nos permiten, al tiempo, ver que investigación y desarrollo han cambiado de manera muy notable.

La esperanza de vida que en menos de un siglo se duplicó, la pobreza que se ha reducido más en los últimos 50 años que en los 500 años anteriores. En los últimos 50 años, solamente por poner un dato, las familias gastan en alimentación la mitad de lo que gastaban entonces, y eso refleja desde alguna perspectiva lo que la investigación y el desarrollo tienen la capacidad de implementar.

En una faceta igualmente importante de investigación y desarrollo, en donde hay que reconocer que en diálogo también con el sector privado las herramientas tecnológicas están presentes en el SAT. Hoy el Sistema de Administración Tributaria se ha venido convirtiendo en uno de los ejes rectores de la transición hacia una economía digital.

La forma como interactuamos hoy los ciudadanos con autoridad tributaria es muy diferente a como lo hacíamos antes: antes descansábamos en citas, en procesos, en presencia, para hacer gestiones y trámites: hoy el SAT pre llena nuestras declaraciones; de manera automática procesa nuestras devoluciones; a las pequeñas y medianas empresas, como recién estuvimos juntos para echar a andar el programa, no solamente les pre llenamos las declaraciones, sino que les armamos la contabilidad. Ofreciendo así, con investigación y desarrollo, un mucho mejor espacio de atención.

Ahora que terminemos este evento, quienes tengan oportunidad de hacerlo, tenemos una máquina que funciona desde 1823, y ya en 1823 podíamos aquí producir más o menos 100 monedas por minuto, de las cuales 30, desde entonces, se quedaba el SAT.

En las máquinas que tenemos en san Luis Potosí, que renovamos permanentemente, podemos producir ya 700 monedas por minuto, acreditando de nuevo una capacidad tecnológica y productiva que es bien reconocida.

Pero esta transformación, a través de la investigación y desarrollo se ve en todos los sectores. Si nos fijamos por ejemplo en el sector energético, en los últimos treinta años el costo de captar, de generar energía solar se ha reducido en 100 veces.

Un ritmo de reducción que hace pensar que la energía solar puede jugar un papel definitorio en nuestra matriz de generación energética, con una gran ventaja además para el país: somos uno de los países que tiene mejor sol, no solamente para efectos de turismo sino para efectos de generación de gran escala.

En las siguientes semanas tendremos en Coahuila la planta solar más grande de toda Latinoamérica y la segunda planta solar más grande del mundo. Esto de nuevo se pone de relieve pues la importancia de investigación y desarrollo.

La investigación y desarrollo tiene por fuerza que hacerse en matrimonio, en comunión, entre el sector público y el sector privado, no puede cargar la investigación y el desarrollo solamente al amparo de lo que haga el sector público y tampoco puede esperarse que solamente se haga desde el sector privado.

Y lo que tenemos que encontrar es un buen espacio de acompañamiento. En Corea y Japón, ejemplos que citó el doctor Cabrero, tres cuartas partes en inversión en investigación y desarrollo se hacen por las empresas y el resto se hace por los gobiernos.

En la OCDE, más o menos dos terceras partes se hace en las empresas, en la Unión Europea a la mitad.

En México estamos haciendo esfuerzos relevantes que nos han permitido movilizar recursos importantes para acompañar el esfuerzo que se hace de la empresa.

Enrique comentó sobre el Programa de Estímulos a la Innovación, que ha detonado una inversión de más o menos 12 mil 200 millones de pesos, que si se suma a los 11 mil 500 millones de recursos públicos que se ejercieron en este mismo programa, implican ya una inversión de casi 24 mil millones de pesos, mitad y mitad entre el sector público y el sector privado.

En los últimos cuatro años, la inversión de México en investigación y desarrollo pasó del .43 del PIB al .60, lejos de donde queremos estar, lejos de donde necesitamos estar, pero menos lejos de lo que estábamos hace apenas cuatro años, con un incremento de casi el 40 por ciento.

Nuestro objetivo y nuestra visión de mediano plazo es que le peguemos al uno por ciento. Ahí debiéramos de buscar hacer una primera escala en un camino que seguramente habrá de llevarnos a que siga creciendo la investigación y el desarrollo.

Investigación y desarrollo que permite, como un gran investigador mexicano, Guillermo González Camarena decía, que al tiempo de ver lo que todos habían visto, pensemos lo que nadie ha pensado.

El estímulo funciona de manera muy sencilla: este estímulo fiscal permite que a todas aquellas empresas que inviertan por arriba en investigación y desarrollo de lo que invirtieron en los tres años previos, les demos un estímulo hasta del 30 por ciento de esa investigación adicional que realicen.

Esto quiere decir que si una empresa venía invirtiendo más o menos 10 millones de pesos al año, y este año invierte diez más, el estímulo permitiría el que pudiera contar, para acreditar contra el pago de sus impuestos, en el treinta por ciento de esta inversión adicional. Quien así lo haga, quien así lo aproveche, podrá por lo tanto ir incrementando sus capacidades de desarrollar investigación y desarrollo.

Entonces el estímulo implica comparar lo que se ha invertido en este rubro en los últimos tres años y por el margen dar un apoyo y un acompañamiento hasta del 30 por ciento. Tenemos definido ya un catálogo de actividades y sectores que califican para el estímulo, buscando que este estímulo se dirija a proyectos de alto impacto en investigación y desarrollo tecnológico.

Hace algunos meses platicábamos Juan Pablo y yo, siendo entonces yo canciller, de un programa, de una Universidad que se llamaba Singularity, que estaba en san Francisco. Esa Universidad solamente acepta alumnos que presenten en su solicitud de acceso una propuesta que pueda desarrollarse, que tenga capacidad de cambiar la vida de un billón de personas con cargo a su aplicación.

Es algo que no nos hubiésemos imaginado hace algunos años, pero hemos visto miles de ejemplos en donde un proyecto de inversión, que arranca en el garaje de quien tiene posibilidad de ser acompañado con apoyos para ciencia y tecnología, cambia la vida de miles de millones de personas.

Aquí nuestro objetivo es identificar 375 proyectos de inversión con un monto máximo de 50 millones de pesos por contribuyente. Lo que queremos es al mismo tiempo que no se concentre el estímulo y que tengamos un número importante de proyectos, cada uno de los cuales capaz de transformar vidas, crecimiento, inversión y la forma como hacemos las cosas.

Sin duda, el fomento a la investigación y desarrollo es una tarea conjunta. Hoy estamos de nuevo comprobando que el acuerdo que suscribimos al principio de año es para este gobierno, del presidente Enrique Peña Nieto, una agenda que estamos desarrollando y que estamos consolidando.

Decían  Peter Diamandis y Steven Kotler, en un libro publicado en 2012 que se llamaba “Abundancia”, que el futuro era mejor que lo que nosotros creíamos, que la humanidad está entrando en un periodo de transformación radical en el cual la tecnología tiene el potencial de aumentar de manera significativa el nivel de vida de cada hombre, mujer y niño en el planeta.

Las razones de ello incluyen, entre otras cosas, el crecimiento exponencial de las tecnologías en diversos campos y el que éstas estén al alcance de un número cada vez mayor de personas.

Eso es lo que estamos buscando con este estímulo fiscal que hoy presentamos, que vamos a evaluar, que vamos a construir como nación a través del diálogo, en donde habrán de estar involucradas nuestras principales entidades de ciencia y tecnología y que, por cierto, habrán de ayudarnos a transformar  nuestro entorno para bien.