Plantea Ricardo Anaya Estrategia para Reducir Desigualdad en México; No se Trata de Hacer que Todos Sean Más Pobres, Alerta
Por Daniel Gómez Trejo
Argonmexico / Polarizar a nuestro país y dividirlo entre ricos y pobres no ayuda en nada a reducirla; se trata de lograr mayor igualdad, pero con movilidad hacia arriba, no hacia abajo.
En un nuevo video, explica de forma muy didáctica por qué el gobierno es el principal responsable: es un tema de instituciones que no funcionan y que sí podemos corregir.
Este gobierno ha hecho todo lo necesario para ahuyentar la inversión, acusa al desmentir a López Obrador: en México no hay bienestar.
Para reducir la brecha de desigualdad en nuestro país es necesario que crezca la economía y que se redistribuyan los recursos: que el gobierno tenga ingresos suficientes y que gaste en lo correcto y con honestidad, no en ocurrencias, como la construcción de la refinería de Dos Bocas, afirma Ricardo Anaya Cortés en un nuevo video sobre su libro “El pasado, presente y futuro de México”.
Anaya Cortés advierte que, contrario a lo que parece que quiere López Obrador, no se trata de lograr mayor igualdad haciendo que todos sean más pobres; “se trata de lograr mayor igualdad, pero con movilidad hacia arriba, no hacia abajo”.
“La desigualdad extrema es el caldo de cultivo perfecto para la inestabilidad social, para el florecimiento de los regímenes populistas, esos que la aprovechan para polarizar y así llegar al poder, y una vez en el gobierno dividen a la sociedad y terminan destruyendo la economía”, detalla.
Tras comparar de forma muy didáctica la desigualdad y distribución de la riqueza con los inquilinos de un edificio de diez pisos, donde los más pobres viven en el primer piso, con un ingreso promedio de 3 mil pesos por hogar, y los más ricos, equivalentes al 0.01%, en el de arriba, con 3 millones de pesos al mes, Ricardo Anaya cuestiona de quién es la culpa de que haya tanta desigualdad.
“Obviamente no es culpa de los más pobres, que están ahí por la falta de oportunidades y no por falta de esfuerzo. Pero tampoco es culpa de los ricos, muchos llegaron ahí por su talento y por su esfuerzo, aunque evidentemente también por las oportunidades que tuvieron en la vida. La responsabilidad de esa pésima distribución dentro del edificio es principalmente del gobierno que no ha sabido construir una cancha más pareja. No es un tema de bueno y malos, es un tema de instituciones que no funcionan y que sí podemos corregir”.
Ricardo Anaya aclara que si bien en todos los países del mundo hay desigualdad, lo preocupante es que ésta va en aumento, lo que lleva a plantearse si debe ser vista como un problema, o mientras nadie sea pobre, no importa de qué tamaño sea la distancia entre los de arriba del edificio y los de abajo.
Advierte que a nadie le conviene que haya tanta desigualdad, ya que es un asunto de justicia elemental, que afecta el crecimiento económico y porque es el caldo de cultivo perfecto para la inestabilidad social.
Ricardo Anaya también desmiente los “otros datos” de López Obrador, con los que afirma que hay desarrollo y bienestar aunque no se tenga crecimiento: “No es cierto que hay bienestar. Está creciendo el desempleo, no hay medicamentos para niños con cáncer. La explicación es de lógica elemental: si los invitados a una fiesta cada vez son más (porque en México la población está creciendo), pero el pastel permanece del mismo tamaño (es decir el tamaño de la economía), pues cada vez van a ser más pequeñas las rebanadas que le van a tocar a cada uno de los invitados”.
Aclara que tampoco basta con que crezca el pastel (con que haya crecimiento económico), porque puede suceder que un invitado esté obteniendo una rebanada enorme, y que muchos otros estén recibiendo migajas.
Finalmente, plantea que el reto es doble: crecer –lo que no puede ocurrir sin inversión- y redistribuir con un gobierno que tenga ingresos suficientes y que gaste en lo correcto y con honestidad.
“Se trata de que nadie se quede atrás. Se trata de emparejar el piso para que todo mundo tenga oportunidades. Lo justo, lo correcto, es construir un país en el que la prosperidad sea compartida y una vida con dignidad esté al alcance de todas y de todos”, concluye.