CDMXDestacadosGobierno CDMX

Ruptura

Por :Alberto  Woolrich

Argonmexico / En ésta Cuarta Transformación de la República, continúa persistiendo la imperiosa necesidad de romper ya con la impunidad, inseguridad, injusticia, ilegalidad y corrupción propia del sistema neoliberal, lo cuál resulta ser un presupuesto necesario e indispensable para dar credibilidad a aquellas promesas efectuadas en la campaña electoral del actual Presidente de la República y por sobre todo para permitir el nacimiento y funcionamiento  efectivo de una justicia digna, eficiente, decente e independiente. La crisis actual por la que atraviesa nuestro México refuerza, más aún si cabe, éste convencimiento.

Es por todos sobradamente sabido que durante décadas, durante sexenios donde tuvo vigencia la corriente del pensamiento neoliberal, se desconoció, impidió y corrompió a la justicia, todos los ejemplos de ello los conoce la República y por desgracia, muchos de esos fenómenos aún perviven y agravian a los habitantes de ésta gran Nación. Decía, y ello ya lo hemos dicho, Agustín de Hipona que “la única diferencia esencial entre una asociación política y una asociación de malhechores es la justicia”. Todos en ésta República también sabemos, que nuestros gobernantes anteriores formaron una proterva hermandad del delito, conformaron entre ellos una agrupación de delincuentes, de transgresores de la ley que actuaron y detentaron el poder por mandato de la corrupción, por ordenes del Poder del Narcotráfico, poder en el que reinaba un gran capo Il capo di tutti i capi. El Don Corleone de la justicia, quien dio génesis a la plenitud del Poder del Narcotráfico, de un gran poder que careció de controles legales e institucionales, que por su propia naturaleza se encontró por encima de las leyes. Fue el poder irresponsable, que ahora es responsable ante México y ante la historia jurídica patria. Esa irresponsabilidad ante el Derecho y ante la Ley, ahora debe tornarse a una responsabilidad criminal ante el Derecho y la Ley de ésta Cuarta Transformación de la Nación.

El Don Corleone de la justicia, ante la mirada de todo México, va a asumir él, él solo la gran responsabilidad moral, política, histórica, jurídica de absolutamente todas las desgracias de la República, de todo lo que le ha sucedido a éste amado suelo. Si el neoliberalismo se convirtió y lo convirtió en una asociación para delinquir, el fue el capo de esa agrupación. Con su actuación como Primer Abogado de la Nación aperturó y expeditó el camino para que el poder del narcotráfico agraviara a los Estados Unidos Mexicanos, así quedó perpetuada, hasta hoy la organización pública de lo antisocial al servicio de la voluntad de la injusticia, al servicio de la voluntad del narco que creó el estado de excepción liberado del Derecho, exento de control e inmune e impune a la legalidad y a la justicia, aún en ésta Cuarta Transformación.

Los abogados penalistas integrantes de la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A.C., sobradamente sabemos que en el ámbito criminal, no deben de tolerarse, permitirse, consentir excepciones procesales por razón de los nombramientos, aún hayan sido estos de Procurador General de la República, de Abogados de la Nación, tampoco se debe conceder privilegios a ningún poder, aún sea éste el Poder del Narcotráfico. En materia penal no se permiten corazas de impunidad, inmunidad, ilegalidad o coartadas de Seguridad Nacional.

Como abogados penalistas, sabemos que en estos casos y en todos se debe y tiene que utilizar al Derecho como instrumento fundamental de profundización de la democracia, corrigiendo todas aquellas desviaciones del Principio de Legalidad; la Cuarta Transformación quieran o nó, está obligada a ello, porque sin justicia plena, se rompe, se aniquila, se trastoca el Estado de Derecho que no sólo es aspiración de México, sino de cualquier autoridad o gobernante bien nacido.