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Propone PRD, Acuerdo Político Entre Gobierno y Sectores Económicos y Sociales para Desarrollo Transexenal

Por Daniel Gómez Trejo

Argonmexico / Tras afirmar que el Plan Nacional de Desarrollo (PND) enviado para su análisis por Andrés Manuel López Obrador a la Cámara de Diputados, no es más que una “arenga partidista con la lógica de un discurso de campaña; y no resulta un instrumento útil de planeación para los próximos cinco años”, el diputado Antonio Ortega Martínez, del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática, propuso concertar un acuerdo político entre el gobierno y diversos actores de la vida económica, política y social para diseñar estrategias y programas con vigencia transexenal y no seguir cayendo en la permanente reinvención del país.

El legislador -que fue uno de los seis diputados que presentaron comentarios sobre el PND en el diagnóstico realizado por el grupo de consulta de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública- argumentó que, es evidente que AMLO está empeñado en una sistemática tarea de desmantelamiento de instituciones y programas para que el proyecto de la 4T pueda partir de cero. El peligro –indicó- (como ha señalado José Woldenberg) estriba en que, en aras de corregir defectos, “se tire el agua sucia de la tina con todo y niño”.

Expuso que el procedimiento fue desaseado pues, si bien el titular del Ejecutivo Federal presentó el proyecto en el plazo previsto por ley; incumplió con ordenamientos constitucionales y, más aún, entregó dos documentos distintos con el mismo nombre y de estructura y contenidos diferentes, por lo que realizar el análisis para su aprobación, representó un verdadero galimatías para las y los legisladores.

“El texto presentado está muy alejado de lo que, en teoría, debiera ser un auténtico ejercicio de planeación: Presentación de diagnósticos específicos, objetivos, estrategias para alcanzarlo, metas e indicadores de evaluación del desempeño, y lejos de resolver dudas e inspirar confianza, el plan es prolijo en diagnósticos sesgados e ideologizados, pero superficial al momento de abordar la manera en que los objetivos planteados serán alcanzados”.

“Es excluyente –añadió- aunque señala la existencia de ‘dos Méxicos’, poco se habla del cómo continuar impulsando el desarrollo del principal motor de nuestra economía: el sector exportador, las manufacturas. Tampoco menciona a la clase media, ni a las instituciones democráticas; y se olvida señalar el proceso que condujo a la quiebra definitiva del modelo de economía cerrada y centrada en el Estado como principal motor y agente económico. Tampoco las grandes calamidades que sufrió nuestro país por las políticas populistas impulsadas en las décadas de los años 70 y 80”.

Hasta ahora, acusó, la promesa de una ‘cuarta transformación’ de la vida pública de México carece de brújula. Tampoco se habla de nuestra inserción con el resto del mundo y la globalidad.

Creemos, señaló el perredista, que poco se podrá avanzar en mejorar la situación social; en abatir los niveles de violencia e inseguridad; combatir la corrupción y la recuperación de la inversión y el crecimiento de la economía, si se carece de amplitud de mira, y si no se da importancia a la planeación, con objetivos, prioridades y líneas estratégicas democráticamente construidas.

“El PND, subrayó Ortega Martínez, es un instrumento de control del Congreso sobre el Presidente de la República; la pregunta es –citó- si el gobierno de la 4T y Morena estarían dispuestos a revisar sus premisas, emendar sus errores y, sobre todo, abrirse a la negociación de un proyecto de futuro y el camino para alcanzarlo ¿Estarán dispuestos a impulsar un proceso de diálogo encaminado a la construcción consensuada de un proyecto de futuro y las vías para hacerlo realidad?, cuestionó.

El legislador federal dejó claro que el PND entregado al Legislativo, no es un instrumento para convocar al país a la acción consensuada y síntesis de la pluralidad de visiones y aspiraciones. Abunda –dijo- en diagnósticos y señalamientos de buenas intenciones (así como en reiterados ataques al neoliberalismo); pero no de talla la manera en que estos propósitos serán alcanzados”.

También, señaló, las estrategias previstas son demasiado generales y la inclusión de algunos indicadores de seguimiento y metas de cumplimiento se antojan hasta cierto punto, arbitrarias; es manifiesta la falta de continuidad de programas, estrategias y marcos institucionales, con el consiguiente desperdicio de recursos económicos y de capacidad de gestión.

Asimismo, comentó, no se presenta ninguna explicación, balances o estudio que justifiquen la supresión de programas que, en todos los casos, están sustentados en normas y, por lo tanto, de cumplimiento obligatorio por parte del Ejecutivo Federal, mientras no se haga el ajuste legislativo.

  “En lugar de estudiar los problemas objetivamente, se busca una explicación ideológica, y se achaca como la causa de todo mal al neoliberalismo, obviando las grandes transformaciones de los últimos en nuestro país”, mencionó.

Expuso que es válido que cada nuevo gobierno -en México y en muchos países del mundo- quiera dejar su sello; pero lo que –definitivamente- va más allá de esta aspiración legítima, es la pretensión de convertirse en “parteaguas” del desarrollo y de la historia nacional; y para lograrlo, se muestre dispuesto a tirar todo por la borda.

“La falta de continuidad va de la mano, concretó, con la prevalencia de los criterios de corto plazo, los intereses partidistas y de grupo y sin referencia a las prioridades de un proyecto de largo plazo”.

Recordó finalmente que “una política de Estado es, en última instancia, un acuerdo político en el que los actores involucrados no sólo participan para su diseño, sino también en su instrumentación, asumiendo responsabilidades e, incluso, tareas específicas. La negociación de una política de Estado debe, ante todo, ser incluyente y ajena a los tradicionales lazos del control corporativo, pues sólo la inclusión podrá dotarla de auténtica fuerza vinculante”, citó.