Devaneos (Ma. Elena Maldonado)

Que se Haga Justicia

 

DevaneosArgonmexico.com / Pronto olvidaron el gran dolor que los hizo clamar justicia hace sólo unos días, encontrando en el Gobierno Federal al culpable de la ejecución del candidato al gobierno de Tamaulipas. Hoy andan de medio festejo, pues ellos querían el CARRO COMPLETO, y no se les hizo. De cualquier forma, Beatriz Paredes este 2 de Julio vistió rojo huipil y con gran sonrisa presumió ser la primera fuerza política del país.

Y que nadie olvide el llamado que con justa razón hicieron los priistas cuando hace algunos días, puestos en el protagonismo por la muerte de su candidato a la gubernatura por Tamaulipas, exigieron justicia donde, repito, acusaron al Gobierno Federal de no sé cuántas lindezas: oportunismo, no respetar su dolor, recordarle al Señor Presidente que gracias a ellos –los priístas- pudo efectuarse su toma de posesión, de criticarle su llamada al diálogo.

Además, advirtió que el Gobierno Federal debe replantear el papel que juega en los comicios, a fin de evitar las malas prácticas que dañan el proceso democrático del país, para que no viva un proceso regresivo y lesivo. Pues dice que ellos “sí tienen memoria”. ¿Será? ¿Y esa buena memoria les permite recordar a largo y corto plazo el cochinero que hacen sus gobernadores y toda la maquinaria de su partido en cada elección?

 

Total que no hay algo que le acomode. Qué delicadeza de doña Beatriz Paredes –nunca oportunista-, de aprovechar el duelo al difunto Rodolfo Torre Cantú, para reclamar más presupuesto para los estados donde gobierna su partido.

Pero ¿el tamaño del reclamo de justicia, depende del nivel de la candidatura? ¿depende del partido al que pertenezca? No se mostraron tan indignados, ni fueron todos presurosos, ni declararon en contra del Gobierno Federal, cuando el 13 de Mayo asesinaron al candidato del PAN José Luis Guajardo, a la alcaldía de Valle Hermosa, en el mismo estado; en el atentado también murió su hijo y un joven colaborador.

Tampoco he visto a ninguno de éstos, ni de los otros, tomar una tribuna para pedir justicia por los niños de la guardería ABC, o por cualquiera de los asesinados en esta guerra, lucha, o como la quieran titular. Lo significativo son las vidas que ha cobrado, tantas víctimas inocentes, y tantos culpables, al fin y al cabo vidas.

Pero, no será que algunos aprovechan este río revuelto para ajustar cuentas privadas y culpar y cargarles sus muertitos: total, unos más, unos menos.

Tenemos mucho pendientes en México con la justicia: deudas ancestrales, incluyendo la pobreza, que llevan y traen de boca para afuera; pues de soluciones no vemos ninguna.

Esta exigencia va mucho más allá de las violaciones a la ley, hay temas de órden humano a las que jamás se les ha prestado la justa justicia. Pero que tal les rellena como tema para discursos “la justicia social”, la educación, el “ora sí, les vamos a cumplir bla, bla, bla, bla, bla.

A todos nos ha fallado la justicia, hemos sido víctimas del crimen: del organizado, o desorganizado. Desgraciadamente, muchos de los organizadores están en la función pública y, lo más espeluznante: son parte de los grupos que deberían protegernos y cuidar nuestros bienes e integridad física.

Casi no me importa que partido gane. No conozco, seguramente lo hay, un político que merezca mis elogios. Quizá no todos sean corruptos, habrá muchos pusilánimes, que de nada sirven, y al no hacer nada, el cobrar un sueldo también es corrupción.

Los hay que trabajan para un “amo”: ¡Sí, Señor! ¡Lo que usted ordene, Señor! A esos les debe pagar el sueldo el “Señor”, no mis impuestos. Los que atienden al público, y le hacen la vida de hexágonos para resolverle un trámite. ¿Ésos no saben que nosotros somos sus patrones? Habrá qué informarles, aunque esa orden debería venir de sus superiores, pero supongo que andan ocupados en otros menesteres.

Y bien, yo no tengo nada que celebrar, lo único importante es que verdaderamente avancemos como país, como sociedad, e individualmente. No veo por dónde. No veo con quién. Ojalá me equivoque y dentro de muy poco no haya un niño sin escuela; un ciudadano sin comida, sin seguridad social; un medio ambiente sano, y todos esos sueños que todo mexicano con buen juicio desea se hagan realidad.
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