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Presentó Balam Rodrigo su Libro Centroamericano de los Muertos

Por Gabriela Licona

*La reciente obra del autor chiapaneco es un poemario testimonial que expresa el éxodo de los indocumentados por nuestro país

Argonmexico / El poeta Balam Rodrigo no escribe para ganar premios. “Yo escribo con un compromiso conmigo, con los demás, esperando generar espejos que los reflejen a ustedes y que nos reflejen a todos”.

En la presentación de su Libro Centroamericano de los muertos, obra ganadora del Premio Bellas Artes del Poesía Aguascalientes 2018, en su 50 aniversario, realizada en el Centro Cultural Bella Época, señaló  con una amplia sencillez y con una afable actitud en su rostro que no da concesiones a los lectores.

“No es un libro de poesía cursi. Es un libro de poesía testimonial”.

El texto es el segundo volumen de una trilogía centroamericana. También es el primero escrito en Chiapas, ya de regreso a su querida tierra, concebido durante varios años, pero escrito en nueve días, “de entrar en el inframundo y ponerme ahí”.

La primera obra fue Marabunta, que lo hizo acreedor al Premio Nacional de Poesía Amado Nervo, publicado en 2017. El tercero, ya en proceso de trabajo, es un ensayo que retoma la visión chiapaneca de México.

Su más reciente obra expresa el éxodo de los indocumentados por nuestro país que inicia en el río Suchiate y termina al cruzar el río Bravo.

Rodrigo realiza a lo largo de estas páginas un poemario testimonial de carácter social que haya sus raíces en otorgar la voz poética a los centroamericanos que vivieron en casa de sus padres. Incluso, antes de llamar albergues a estos sitios de asistencia y apoyo.

Las secciones (cada una determinada por el país de procedencia de los migrantes) que conforman este libro de memoria es, a decir del jurado —integrado por Mariana Bernárdez, Jorge Fernández Granados y Óscar Oliva—, una muestra que “permite ahondar en la comprensión de la condición humana y dar testimonio de una experiencia vital que refleja el presente”.

El poeta resaltó que “lo que quise hacer, en mucho sentido en este libro, es poner mi lengua literalmente, ahí. Que fuese despedazada, desmembrada por el tren, por la bestia y recoger todos esos pedazos de memorias, evocaciones de lecturas. Y con esa lengua desmembrada escribí este segundo libro de la trilogía Centroamericana”.

Balam manifestó que han pasado 50 años desde que Juan Bañuelos obtuvo el premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes, “con un libro, también testimonial, con poesía cercana que intenta reflejar la realidad”.

Pero lo más terrible, indicó: “es que ha pasado medio siglo y la situación de Derechos Humanos en México sigue siendo peor que en 1968, que Juan Bañuelos obtuvo este premio, con un libro, también, de carácter testimonial”.

Como creador literario asentó: “me debo, entonces, no sólo a Luis Bañuelos, sino a mis paisanos, entre ellos los chiapanecos y los paisanos centroamericanos, porque los Chiapanecos somos centroamericanos, identitaria, culturalmente. También nuestra herencia literaria está allá”.

Por ello remarcó: “tengo de tras mío a muchas personas que han escrito libros importantes”.

En 2004 decidió dedicarse al oficio de las letras que “ha sido tan complicado, tan complejo, tan difícil. También tan apasionante y tan laborioso. De un trabajo de mucha disciplina, de mucho compromiso, de mucha pasión y de muchas obsesiones”, por lo que le agradeció a su familia su paciencia.

Como creador literario expuso: “no sé si es mi libro más importante o no. No lo sé todavía. Yo voy a seguiré escribiendo y espero hacerlo con la misma honestidad con la que escribí este libro.”

La doctora en Filosofía, escritora y poeta Mariana Bernárdez, comentó que Balam Rodrigo “hace una crónica reiterada de otros, donde la ley de sangre esconde una historia de mayor dolor. La de la fractura con su ley”.

La jurado del Premio Bellas Artes del Poesía Aguascalientes 2018 declaró que “la barbarización del mal ha hecho mella entre nosotros”, por lo que es necesario que se haga “un antídoto, algo que devolviera el equilibrio a la balanza, que se tuviera al menos un sentido de lo justo”.

En este panorama cabe la pregunta de que “si el lenguaje poético habrá de devolver al hombre su mesura”.

Mariana planteó que algo ocurre para que las primeras décadas de este siglo sean dominadas por el infortunio.

“Para muchos tal cuestión anuncia el fracaso de la concepción del Estado benefactor. Para otros, el agotamiento del modelo económico. Para otros más la cohesión de dos paradigmas antagónicos”.

Pero en lo personal su mayor preocupación no es la crisis del fin “sino el mal herir del lenguaje y el marchitar de las palabras. Tanto horror no cabe en la lengua. Y sin palabras, no hay pensamiento. Sólo un lenguaje poético y el poema puede rienvindicar el poder de las palabras.

“Es decir, sólo en la poesía se confiesa aquello que doblega al hombre. Su caer, su fractura, su encrucijada, donde lo contingente da lugar a la claridad.

“El lenguaje brota en su despertar. La experiencia poética es una experiencia existencial fundacional como nos lo hace Balam Rodrigo en este su libro ganador del Premio Bellas Artes del Poesía Aguascalientes 2018”.

El poeta Jorge Fernández Granados, expuso en un texto que solicitó fuera leído, que Balam es un muy notable poeta que su libro recoge las historias y las voces olvidadas de uno de los episodios más desgarradores y más indolentemente prolongado de la historia de nuestro continente: el éxodo de habitantes centroamericanos hacia el norte.

“A modo de informe o crónica testimonial, en el Libro centroamericano de los muertos, Balam Rodrigo entrelaza varios discursos. Partiendo de una obra escrita en 1552 por el obispo Fray Bartolomé de las Casas, intitulada Brevísima relación de la destrucción de las Indias, retoma el tono de epístola fechada en los primeros años de la conquista para enmarcar o engarzar una serie de episodios y descripciones que se sitúan en la región del Soconusco, a través de un periodo de evocaciones que van de la infancia al presente y de la memoria colectiva a la nota periodística”.

El resultado es “una obra de ambiciosa, compleja que desafía por su marcha oscura y poderosa como el tren de la bestia que arrastra a los migrantes depauperados. Obra que, también, aparece avanzar sobre dos vertebrales bienes: su sorprendente materia narrativa y su casi inagotable vena poética”.

La poeta, ensayista e investigadora de Universidad Veracruzana, Esther  Hernández Palacios, en ausencia, envió sus palabras sobre el autor y el texto presentado, el cual calificó “de excepcional por su factura, por su tema, por su fuerza, por su idoneidad y por su valentía”.

Aseveró que “es un libro valiente que apuesta mucho en lo formal y que gracias a esta apuesta consigue no sólo dar voz a las seres sin domi, sino cantar sus desgracia y con ello darles otra dimensión que los salvará del olvido”.

“El coro que forman revive una categoría poética que creíamos perdida en la historia de nuestras letras: la épica”.

Balum Rodrígo nació en Villa de Comaltitlán, Chiapas en 1974. Es autor de los libros de poesía: “Hábito lunar” (2005), “Poemas de mar amaranto” (2006), “Silencia” (2007), “Larva agonía” (2008), “Bitácora del árbol nómada” (2011), “Cuatro murmullos y un relincho en los llanos del silencio” (2012), “Braille para sordos” (2013), “Desmemoria del rey sonámbulo” (2015), “Iceberg negro” (2015) y “Marabunta” (2017), entre otros.

Algunos de sus poemas han sido traducidos a diversos idiomas, entre ellos: el inglés, portugués, zapoteco, polaco y francés, y aparecen en antologías, revistas y diarios de México, así como en publicaciones de República Dominicana, Brasil, Colombia, Argentina, Chile, España, Puerto Rico, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Portugal, Alemania, Polonia, Francia y Perú.

Por la calidad de su obra ha sido merecedor de los premios de Poesía Joven Ciudad de México 2006, el Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta 2011, el Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano 2011, el Certamen Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2012.

También al Premio Nacional de Poesía Rosario Castellanos 2013, el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2014, y el Premio Nacional de Poesía Amado Nervo 2017, entre más de 40 reconocimientos.