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¿Se lo Dijo al Presidente?

  • logo-enprivadoNinguno actúa con la responsabilidad que le exigen al adversario. Florestán

Fernando Gómez Mont está viviendo los peores días desde su arribo a la Secretaría de Gobernación, en noviembre de 2008.

Y lo digo porque atraviesa una grave crisis de relación con su ex partido, el PAN, con varios miembros del gabinete y con su jefe, el presidente Felipe Calderón, a quien le endosan sus decisiones.

 

Todo comenzó en septiembre del año pasado en el marco de la negociación política para sacar adelante, con los votos indispensables del PRI, la propuesta presidencial de un nuevo impuesto de 2 por ciento al consumo generalizado para el combate a la pobreza.

Gómez Mont negoció su aprobación con el PRI a cambio de que el PAN no formara alianzas electorales en su contra.

Pero el impuesto de 2 por ciento no transitó, liberándolo de la contraprestación electoral comprometida.

No hay evidencia de que el PAN estuviera al tanto de este acuerdo ni de que el presidente Calderón lo conociera. Era parte de la libertad de gestión política del secretario de Gobernación.

Luego, a principios de noviembre, en plena discusión de la Ley de Ingresos, se reunieron en Oaxaca Agustín Carstens, secretario de Hacienda, Ulises Ruiz y Beatriz Paredes. Su propuesta fue sí a al alza de 1 por ciento al IVA, como se aprobaría, a cambio del no a la alianza panista en aquella entidad, en lo que Gómez Mont estaría de acuerdo en una segunda reunión.

Ya en enero, César Nava anunció la coalición PAN-PRD-PT en Oaxaca, descobijando a Gómez Mont, que se desmarcó de la decisión partidista, en una intervención en El Colegio de México, el jueves 21 de enero, donde la calificó de profundamente antidemocrática y sinónimo de fraude electoral.

Enterado de su oposición, que desconocía hasta ese momento, el presidente Calderón lo llamó ese mismo día a Los Pinos y le dijo que ante su negociación, operara con el CEN y el Consejo panistas para que, empeñada su palabra, la honrara desactivando las alianzas pero desde el interior del PAN.

Al día siguiente Gómez Mont habló con los reporteros y reiteró su descalificación.

Antes de la reunión del CEN del PAN, el martes 9, el presidente Calderón le preguntó si había operado lo dicho con los panistas, respondiéndole que no. Entonces se planteó que a cambio de esa alianza les propusiera no postular candidato en Oaxaca, lo que Nava ya no escuchó.

Así llegó Gómez Mont al pleno del CEN que, como Nava, tampoco le escuchó, votando carro completo, 40-0, a favor de las alianzas.

Ante esto, no le quedó más salida que renunciar a su partido en un intento por mantener la interlocución con el PRI, habiéndola perdido con el PAN, con parte del gabinete y desgastado con el presidente Calderón, al punto de colocar entre interrogaciones su permanencia como secretario de Gobernación.

Nos vemos mañana, pero en privado.

Ninguno actúa con la responsabilidad que le exigen al adversario. Florestán

Fernando Gómez Mont está viviendo los peores días desde su arribo a la Secretaría de Gobernación, en noviembre de 2008.

Y lo digo porque atraviesa una grave crisis de relación con su ex partido, el PAN, con varios miembros del gabinete y con su jefe, el presidente Felipe Calderón, a quien le endosan sus decisiones.

Todo comenzó en septiembre del año pasado en el marco de la negociación política para sacar adelante, con los votos indispensables del PRI, la propuesta presidencial de un nuevo impuesto de 2 por ciento al consumo generalizado para el combate a la pobreza.

Gómez Mont negoció su aprobación con el PRI a cambio de que el PAN no formara alianzas electorales en su contra.

Pero el impuesto de 2 por ciento no transitó, liberándolo de la contraprestación electoral comprometida.

No hay evidencia de que el PAN estuviera al tanto de este acuerdo ni de que el presidente Calderón lo conociera. Era parte de la libertad de gestión política del secretario de Gobernación.

Luego, a principios de noviembre, en plena discusión de la Ley de Ingresos, se reunieron en Oaxaca Agustín Carstens, secretario de Hacienda, Ulises Ruiz y Beatriz Paredes. Su propuesta fue sí a al alza de 1 por ciento al IVA, como se aprobaría, a cambio del no a la alianza panista en aquella entidad, en lo que Gómez Mont estaría de acuerdo en una segunda reunión.

Ya en enero, César Nava anunció la coalición PAN-PRD-PT en Oaxaca, descobijando a Gómez Mont, que se desmarcó de la decisión partidista, en una intervención en El Colegio de México, el jueves 21 de enero, donde la calificó de profundamente antidemocrática y sinónimo de fraude electoral.

Enterado de su oposición, que desconocía hasta ese momento, el presidente Calderón lo llamó ese mismo día a Los Pinos y le dijo que ante su negociación, operara con el CEN y el Consejo panistas para que, empeñada su palabra, la honrara desactivando las alianzas pero desde el interior del PAN.

Al día siguiente Gómez Mont habló con los reporteros y reiteró su descalificación.

Antes de la reunión del CEN del PAN, el martes 9, el presidente Calderón le preguntó si había operado lo dicho con los panistas, respondiéndole que no. Entonces se planteó que a cambio de esa alianza les propusiera no postular candidato en Oaxaca, lo que Nava ya no escuchó.

Así llegó Gómez Mont al pleno del CEN que, como Nava, tampoco le escuchó, votando carro completo, 40-0, a favor de las alianzas.

Ante esto, no le quedó más salida que renunciar a su partido en un intento por mantener la interlocución con el PRI, habiéndola perdido con el PAN, con parte del gabinete y desgastado con el presidente Calderón, al punto de colocar entre interrogaciones su permanencia como secretario de Gobernación.

Nos vemos mañana, pero en privado.

Ninguno actúa con la responsabilidad que le exigen al adversario. Florestán

Fernando Gómez Mont está viviendo los peores días desde su arribo a la Secretaría de Gobernación, en noviembre de 2008.

Y lo digo porque atraviesa una grave crisis de relación con su ex partido, el PAN, con varios miembros del gabinete y con su jefe, el presidente Felipe Calderón, a quien le endosan sus decisiones.

Todo comenzó en septiembre del año pasado en el marco de la negociación política para sacar adelante, con los votos indispensables del PRI, la propuesta presidencial de un nuevo impuesto de 2 por ciento al consumo generalizado para el combate a la pobreza.

Gómez Mont negoció su aprobación con el PRI a cambio de que el PAN no formara alianzas electorales en su contra.

Pero el impuesto de 2 por ciento no transitó, liberándolo de la contraprestación electoral comprometida.

No hay evidencia de que el PAN estuviera al tanto de este acuerdo ni de que el presidente Calderón lo conociera. Era parte de la libertad de gestión política del secretario de Gobernación.

Luego, a principios de noviembre, en plena discusión de la Ley de Ingresos, se reunieron en Oaxaca Agustín Carstens, secretario de Hacienda, Ulises Ruiz y Beatriz Paredes. Su propuesta fue sí a al alza de 1 por ciento al IVA, como se aprobaría, a cambio del no a la alianza panista en aquella entidad, en lo que Gómez Mont estaría de acuerdo en una segunda reunión.

Ya en enero, César Nava anunció la coalición PAN-PRD-PT en Oaxaca, descobijando a Gómez Mont, que se desmarcó de la decisión partidista, en una intervención en El Colegio de México, el jueves 21 de enero, donde la calificó de profundamente antidemocrática y sinónimo de fraude electoral.

Enterado de su oposición, que desconocía hasta ese momento, el presidente Calderón lo llamó ese mismo día a Los Pinos y le dijo que ante su negociación, operara con el CEN y el Consejo panistas para que, empeñada su palabra, la honrara desactivando las alianzas pero desde el interior del PAN.

Al día siguiente Gómez Mont habló con los reporteros y reiteró su descalificación.

Antes de la reunión del CEN del PAN, el martes 9, el presidente Calderón le preguntó si había operado lo dicho con los panistas, respondiéndole que no. Entonces se planteó que a cambio de esa alianza les propusiera no postular candidato en Oaxaca, lo que Nava ya no escuchó.

Así llegó Gómez Mont al pleno del CEN que, como Nava, tampoco le escuchó, votando carro completo, 40-0, a favor de las alianzas.

Ante esto, no le quedó más salida que renunciar a su partido en un intento por mantener la interlocución con el PRI, habiéndola perdido con el PAN, con parte del gabinete y desgastado con el presidente Calderón, al punto de colocar entre interrogaciones su permanencia como secretario de Gobernación.

Nos vemos mañana, pero en privado.

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