Devaneos (Ma. Elena Maldonado)

Diversos Tipos de Miseria

Devaneosargonmexico.com / Desperdiciando recursos tiempo y vidas, los políticos mexicanos toman caminos y decisiones inadecuadas, deficientes… escucho y leo en diversos medios: propuestas, estudios, investigaciones de especialistas en economía, sociología, historia, literatura, antropología, política, todas las áreas que se ocupan de los comportamientos humanos y sociales.

 

Ofrecen sus conocimientos, recomendaciones sobre cómo llevar al cabo las reformas petroleras, hacendarías, educativas, ambientales, y nunca caen en tierra fértil, o mejor, en mentes capaces de digerir la información para llevarlas a una realidad que beneficie al país.

Creo firmemente en los estudiosos, pero el sentido común no es mal consejero, todo mejoraría sí de verdad trabajáramos por sacar de la miseria a esa gran parte de la población, cuyas tristes vidas deberían pesar en la conciencia de cada uno, que por culpa directa o indirecta permitimos y propiciamos que exista.

Las clases en el poder padecen la peor miseria, la más vergonzosa: la moral, la de la deslealtad hacía su país, a su compromiso con la ciudadanía, con el ser humano, a su palabra de servicio. No comprendo cómo se meten a la boca costosos manjares, mientras existe alguien que carece de lo más indispensable.

Y lo peor es que ni siquiera se ocupan de que los deficientes recursos establecidos para esos renglones, no se pierdan en el camino de la corrupción, por cuyo efecto dejan de llegar a su objetivo. Si los pobres tuvieran acceso a la educación, a la higiene, la salud, los métodos de planeación familiar. Si se les alejara de la ignorancia proporcionándoles la información y herramientas para acceder a una mejor forma de vida.

Ayudarlos es ayudarnos, me atrevo a decir que acabaríamos con el semillero de las peores lacras de la sociedad. El control natal es el punto nodal, la convivencia de las proles numerosas deviene en promiscuidad, provoca la falta de atención, de cuidados, alimentación y educación que cada niño debe tener.

Incluso, el gobierno no alcanza a proporcionar los medios de atención médica; las aulas cuya exigencia día con día se incrementa por la natalidad irresponsable, sobre todo en esa vulnerable parte de la sociedad. La violencia física, emocional, que provoca la carencia de lo esencial.

Para prologar esto deberíamos repasar los Derechos de los Niños, que para el caso se vuelve la lista de lo inalcanzable, a la que nos acercaríamos con sólo querer trabajar para ello.

Sería maravilloso escuchar alguna vez: ¡Mexicanos, es momento de aflojarnos el cinturón! ¡Somos un país de niños cuyos derechos se respetan¡ Eso nos haría una comunidad de adolescentes y adultos plenos. También les aseguro que jamás sucederá, pero sería posible.

En sus eternas peroratas culpan hasta a los extraterrestres, de las continuas debacles del país. Yo los culpo a ellos, a los de ahora y a los de antes, históricamente han sido unos deplorables gobernantes. Por ellos estamos como estamos. Por ellos nunca progresamos.

En el reciente foro “Por un México sin pobreza”, el empresario Carlos Slim señaló que a México le urge combatir la pobreza no sólo desde el punto de vista ético y de justicia, sino porque es una necesidad económica. Y que la única manera de salir de la pobreza –explicó- es generando empleos, el cual debe impulsarse a través de la pequeña y mediana empresa.

Considera positivos los programas sociales, como Oportunidades, del Gobierno Federal, para desarrollar las capacidades de los ciudadanos, pero reiteró que finalmente lo que acaba con la pobreza es el empleo.

Difiero con el señor, insistiré que es la educación, y mucho antes la nutrición. Primero, lo primero; ya sabemos lo que causa a un organismo la deficiencia alimentaría; incluso la de su madre, antes y durante su crecimiento en el seno materno. Simplemente, no permite el desarrollo mental, ni físico de un niño, ni de cualquier ser vivo.

El desayuno, la comida y la cena, con algún sano tentempié entre los alimentos, proporciona la energía para llevar al cabo las diarias tareas. Así pueden asistir a la escuela, aprender con mucha atención y ganas: el abecedario, los números, la geografía, la historia, los deportes, los juegos…

No debemos permitir que alguien muera de hambre, de frío, ni castigos mayores a quien robe algo de comida, deberíamos sentir vergüenza por no habérselas proporcionado.

En ese medio, los que sobreviven los primeros años, se matan el hambre aspirando sustancias, golpeados, violados incluso por su padre, hermanos mayores, familiares cercanos, ni pensar en que asistan a la escuela, y sí lo logran, cómo serán capaces de aprovecharla, cómo van a acceder a conseguir un empleo, en dónde, cuándo, con qué conocimientos, con qué entereza.

Ya lo dijeron en la antigüedad, no les regales el pescado, enséñales a pescar, sólo que para aprender a hacerlo, primero tienen que estar vivos, luego poseer los conocimientos, las herramientas y el vigor para llevar al cabo la empresa. Un empleado no nace, se hace Señor Slim, las empresas piden una lista de requisitos para otorgarlos.

Es obligatorio, como usted dice, por ética y justicia, proporcionarles la oportunidad de desarrollar esas capacidades, y cuidar que una vez empleados, no sean víctimas de patrones explotadores. No es mucho pedir para todos: una vida digna y plena.

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