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Contexto Histórico de la Lucha Sobre los Derechos de los Homosexuales

Por Héctor Hugo Hernández Mejía

Argonmexico / La lucha política por los derechos de los homosexuales, es un tema que ha levantado ámpula en la actualidad; principalmente en México, con la aparición del Frente Nacional por la Familia. A pesar de la apertura que se ha dado en los últimos años, sigue habiendo un rechazo extendido ante las personas que practican un estilo de vida que se sale de los cánones considerados históricamente tradicionales.

Pero, ¿desde cuándo se tiene registro de estas prácticas?, ¿cuál ha sido la evolución de la lucha de las personas que sienten atracción por gente de su mismo sexo?, ¿cuál ha sido su desarrollo en nuestro país y cómo ha influido en su vida política?; y, ¿cuál es el papel del activismo trans en los últimos años?

En el registro de prácticas homosexuales se tienen dos vertientes, aquellas civilizaciones que aceptaban abiertamente dichos estilos de vida y aquellos que tenían penas severas para sus practicantes. Los primeros datos de homosexualidad que se tienen se encuentran desde antes del octavo milenio.

Existen antecedentes que podrían interpretarse como referencias homosexuales durante el Mesolítico en Sicilia, donde se pueden apreciar imágenes que describen relaciones sexuales entre figuras fálicas. En el Neolítico y la Edad de Bronce en el Mediterráneo se podían encontrar representaciones que se describen como “tercer sexo”, así como imágenes con sexualidad dual o sin características sexuales identificables.

En Praga, se encontró un hombre enterrado con ropas designadas a las mujeres ubicados temporalmente durante el siglo XIX de la era precristiana. En el antiguo Egipto, se documenta a Khnumhotep y Niankhkhnum como la primera pareja homosexual, y Pepi II Neferkare es considerado el primer monarca egipcio homosexual, quien recibía visitas nocturnas de compañeros varones.

También cabe destacar la cultura griega; en Symposium de Platón, algunos intelectuales griegos discuten y consideran las relaciones homosexuales como la forma más alta de amor y, tras las conquistas alejandrinas y durante el esplendor de la era helénica, se extienden las impresiones positivas acerca de prácticas homosexuales; incluso se tiene una amplia documentación sobre las relaciones que sostenían los aristócratas con adolescentes en la provincia de Creta.

Esto sin contar las aportaciones literarias de Sappho y los poemas que describen relaciones entre mujeres en la isla de Lesbos. En la península itálica también se pueden apreciar pinturas con referencias homosexuales como las pinturas etruscas. La novela Eclogues escrita por Virgilio, describe varias escenas homoeróticas. A finales de la era precristiana, durante el Imperio Romano, se celebran los primeros matrimonios homosexuales; además de incluirse un gravamen a la prostitución homosexual.

Sin embargo, como se menciona anteriormente, también existían sociedades que no veían con buenos ojos estas prácticas. En el Imperio asirio, por ejemplo, se registran leyes que penan la violación homosexual y relaciones consensuadas entre varones con la castración, práctica que se siguió realizando con los esclavos hasta el siglo VII a de C durante el imperio neo-asirio. El Imperio persa también instituyó penas que castigaban la homosexualidad.

A inicios de la era cristiana, en el imperio romano, la homosexualidad es generalmente aceptada. Existe extensa documentación sobre la homosexualidad de Nerón, Trajano y Heliogábalo; además de arte homoerótico en la ciudad de Pompeya. Dionysiaca de Nonnus, probablemente escrita entre finales del siglo IV e inicios del V, es la última pieza literaria en casi mil años que celebra la pasión homosexual abiertamente.

Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, la homosexualidad sería severamente perseguida. Como ejemplo está la prohibición de la prostitución masculina por Felipe El Árabe. El Consejo de Elvira, lo que hoy es Granada, veta a pederastas del derecho a la comunión (ningún reproche ahí). Aunado a esto, Constantino I promulgó una ley para exterminar a los hombres afeminados de Egipto.

Mientras que el emperador cristiano Constancio II prohíbe el matrimonio homosexual en siglo IV; Valentiniano II, Teodosio I y Arcadio promulgan leyes para que los culpables del crimen de homosexualidad sean quemados vivos públicamente. Por su parte, Justino I hace de los homosexuales el chivo expiatorio y los declara culpables de hambrunas, terremotos y pestes.

Al abandono del arianismo y la adopción del catolicismo provocaron que en el imperio visigodo se comenzara a perseguir homosexuales y judíos. En el siglo séptimo se pasan leyes que castigan la homosexualidad con la castración y, durante el segundo milenio, el rechazo a la homosexualidad se extiende con penas que van desde el capamiento y la castración, pasando por el encarcelamiento y culminando en ejecuciones públicas.

El rechazo al homosexualismo fue tal que incluso se extendió a la cultura popular, ilustrado perfectamente en el infierno dantesco, mismo que coloca a estos “pecadores” en el séptimo círculo del infierno.

A finales del segundo milenio, comienzan a escucharse voces en contra de las leyes que criminalizan la homosexualidad; entre ellos John Bentham en Inglaterra. Mientras que el reino francés acepta la homosexualidad consensuada entre adultos en 1791. En 1794, Prusia abole la pena de muerte por sodomía.

Para el siglo XIX, Holanda, Brasil, Portugal y el Imperio Otomano se encontraban entre los estados que abolieron la criminalización; cuando en países como Estados Unidos, Polonia y Rusia (en éste último, la criminalización se extendió hasta una gran parte de la era soviética), se pasan las primeras leyes que castigan dichas prácticas. Cabe resaltar el caso de Portugal que, en 1886, recriminaliza la homosexualidad.

Sin embargo, las voces que exigen respeto y dignidad para sus preferencias sexuales son cada vez más fuertes, principalmente en el mundo occidental, donde el activismo contra la persecución de los homosexuales retoma la suficiente fuerza como para convertirse en un movimiento político que desembocó en la lucha contra las redadas, donde PRIDE (Personal Rights in Defense and Education) toma relevancia suficiente en el año de 1967 hasta llegar a los disturbios de Stonewall en 1969, culminando con la primera marcha neoyorquina de la Liberación de los Homosexuales en 1970.

Como se puede observar, existe una tradición bastante extendida en la historia humana.

En el México prehispánico, igualmente se pueden observar actitudes a favor y en contra de los homosexuales. En las comunidades zapotecas del Istmo, como en comunidades mayas, hay una tolerancia hacia la diversidad sexual. Pero también, en el México precolombino se castigaba la homosexualidad.

Un ejemplo se puede encontrar en las leyes emitidas por el Tlatoani de Texcoco, Nezahualcóyotl, en el que la homosexualidad se castigaba con la ejecución por ahorcamiento. Durante la ocupación francesa, en México se impusieron las leyes napoleónicas antes mencionadas, que abolían la criminalización de la homosexualidad; sin embargo, el trajinar de la comunidad LGBT en México no ha sido del todo fácil.

En nuestra sociedad contemporánea, el movimiento por los derechos de los homosexuales toma fuerza tras la marcha de la Liberación en Nueva York; las profundas raíces católicas en nuestro país confrontan a esta comunidad con los altos mandos clericales.

Luego de varias confrontaciones en los 90, y la recurrencia de las manifestaciones en pro de sus derechos, la diversidad sexual ha tenido más y más aceptación en las ciudades con mayor densidad de población, siendo la Ciudad de México uno de los principales bastiones en la lucha por la integración de esta comunidad, que logra el reconocimiento de las uniones entre personas del mismo sexo en 2010, adelantándose a ciudades como Nueva York y París.

El año pasado, el Presidente Enrique Peña Nieto firmó la iniciativa que legalizaría los matrimonios entre personas del mismo sexo, misma que fue rechazada en noviembre. En varios estados de la República, existen iniciativas que están aún por discutirse. La influencia del movimiento LGBT ha tenido gran relevancia en la sociedad mexicana.

En 2013, la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que las palabras “puñal” y “maricón” no estaban protegidas por el Derecho a la Libre Expresión, abriendo así la puerta a personas que se sientan moralmente dañadas a demandar a los responsables.

Asimismo, en la Ciudad de México y en los estados de Campeche, Chihuahua, Coahuila, Colima, Michoacán, Morelos, Querétaro y Veracruz, se permite la adopción por parejas del mismo sexo. De igual forma, se ha facilitado el trámite para que las personas transgénero puedan alterar sus certificados de nacimiento; además de endurecer las penas por crímenes instigados por el odio a los homosexuales y aumentando la observancia de actos de discriminación contra esta comunidad.

Por ejemplo, en los estadios de fútbol, existe la costumbre de gritar “puto” cada que el portero del equipo contrario realiza un despeje. Tanto medios de comunicación como la Federación Mexicana de Fútbol han solicitado en repetidas ocasiones, el evitar esta práctica por ser considerada una expresión homofóbica.

Ante la negativa del público, la FIFA tuvo que emitir un ultimátum, en el que se determina que el partido puede ser suspendido y aquellos que incurran en dicha falta, podrían ser retirados del estadio. Durante la celebración de los partidos de la Selección Nacional en la Copa Confederaciones de Rusia, se logró finalmente erradicar esta práctica.

Considero relevante, como parte fundamental de una sociedad libre, el permitir que las personas expresen su sexualidad responsablemente como mejor les parezca. El Estado no debe y no tiene por qué legislar lo que dos personas libres hacen en la intimidad.

El hecho de que alguien decida acostarse con hombres o mujeres, en ninguna manera influye en su capacidad de desempeñarse en una sociedad, y no debería ser un impedimento para que pueda desarrollarse sin intervención del gobierno.

El papel que los activistas transgénero y transexuales han tenido en los últimos años dentro de la comunidad LGBT, ha sido controversial, principalmente por los postulados que definen que la identidad sexual es enteramente condicionada y construida socialmente.

Como se ilustra en el texto, la lucha por la diversidad sexual no es una línea recta, sino es como las olas del mar, avanza y retrocede en función de las corrientes de pensamiento de la sociedad, y de los individuos que ejercen su sexualidad de forma distinta al resto de la misma.

En el siguiente artículo, se ahondará con detalle en qué constan los postulados de esta nueva corriente de pensamiento presente en un fragmento de la comunidad LGBT y cómo podría afectar la percepción de la sociedad considerando esta filosofía.