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Cámaras de Seguridad Delatan a Atracadores

De la redacción

Argonmexico / Cd. Chetumal.- La forma de operar de los seis sujetos que robaron al interior de las oficinas del Sol Quintana Roo, incluyendo al autor intelectual, analizada con lupa por el cuerpo de reporteros y empleados administrativos de esta Casa Editora, a través de los registros de los videos del circuito cerrado de seguridad con los que cuenta este periódico, fue clave para encontrar las pistas que llevaron a identificarlos a todos ellos.

Fue así que al estudiar las secuencias de video generadas durante la madrugada del 27 de septiembre, horas después, se logró recopilar datos sólidos y contundentes para apuntalar la investigación realizada por este medio de comunicación, que llevó a la formulación de una acertada y exitosa hipótesis, que fue confirmada por las indagatorias ministeriales, aunque se sabe que están prófugos.

Todo inició al observar las escenas derivadas de los videos de las cámaras de vigilancia, donde se pudo constatar que la mujer que en todo momento apareció como protagonista del atraco, se condujo con mucha seguridad portando llaves en sus manos en todo momento, -independientemente de que haya tenido que utilizar martillo y cincel para abrir la mayoría de estas-, lo cual permitió al personal deducir que en ese modo de operar subyacía una posible red de complicidad de alguien cercano a la empresa.

Como un ingrediente adicional a las interrogantes planteadas por los empleados de este periódico en la reunión de retroalimentación realizada la mañana del mismo 27 para buscar posibles culpables, -donde irónicamente también se encontraba el autor intelectual del robo-, se observó que la mujer, quién únicamente pudo abrir con llave la puerta de acceso a la recepción, vestía, descaradamente, una camisa blanca con logotipo del periódico Sol Quintana Roo, de las que son utilizadas como uniforme por el personal, lo cual alimentó más las sospechas de un posible “fuego amigo”.

_LAS CÁMARAS INFRAROJAS_

La identificación física de la mujer fue posible gracias a las cámaras de visión nocturna que resguardan todo el perímetro de esta Casa Editorial, incluyendo las instaladas en el interior del periódico, -situación que todos los delincuentes desconocían, según se pudo deducir-, pues pese a la oscuridad propia de la hora en que este ocurrió, se captó a plenitud la figura y rostro de la fémina, primero al momento de tratar de ingresar al edificio por la puerta principal, al igual que la fisonomía de los demás participantes.

Para ello, abonó, no solo esa condición tecnológica -las cámaras infrarrojas-, sino también la luz de una luminaria dispuesta a la entrada del inmueble, así como el resplandor de un anuncio con el logotipo del periódico de gran tamaño ubicado en la misma posición. Lo mismo ocurrió con todas las maniobras realizadas afuera por cada uno de uno de los cómplices y al interior de las oficinas.

Esa mujer de complexión robusta y baja de estatura, y que aparentemente es la única que no guarda parentesco con algunos de los autores materiales y el autor intelectual, además del corredor de caballos, -según se supo días después de iniciadas las indagatorias independientes-, se presentó en las oficinas del Sol Quintana Roo ubicadas en la confluencia de las avenidas Revolución y Álvaro Obregón en la colonia “La Herradura” una semana antes del atraco para solicitar trabajo y dejó sus generales con datos, que una vez ocurrido el lamentable evento, se descubrió que eran falsos y quedaron plasmados en una solicitud de empleo.

_RECONOCIMIENTO DEL TERRENO_

En esa única ocasión, su visita obedeció a la realización de un reconocimiento del interior del inmueble para conocer de la ubicación de la alarma, según se aprecia en el video analizado por personal de esta empresa, objetivo que, obviamente, pasó desapercibido por la empleada que atendió a la mujer.
Como preludio de lo que se preparaba en contra del periódico, una semana antes del robo y en forma desenfadada, el hoy señalado como autor intelectual pidió las claves de la alarma electrónica a la secretaria y recepcionista, quien estaba por ausentarse tres días del trabajo.

Para reforzar su petición, el entonces chofer le argumentó a la empleada que, como asistente de la Dirección General él tenía que tener el acceso al inmueble debido a sus continuas entradas y salidas, razón por la que ésta sin sospechar accedió al considerarla lógica y al privilegiar la confianza del trato diario entre ambos.

El día 27 de septiembre pasado por la mañana, cuando el robo ya se había descubierto y todo el personal estaba reunido sorprendido por lo que acababa de ocurrir, el chofer de la Dirección General permaneció impasible, quizá por los nervios o como una manera de no llamar la atención, pues solo atinaba a mover sus ojos.

_DETECTAN CARRO SOSPECHOSO_

Al estar escudriñando los videos con detenimiento ese mismo jueves, se detectó que mientras se realizaba el robo, un vehículo Tsuru blanco marca Nissan con vidrios polarizados apareció en algunas tomas de las cámaras de seguridad, lo cual de momento no llamó la atención.

Sin embargo, al ubicar en los videos que ese sedán contaba con las mismas características del que se estacionó detrás de otro auto marca Focus color rojo, en dirección de Norte a Sur por la avenida Obregón, -por fuera de un negocio vecino del periódico, cuyo giro es la venta de artículos de pesca-, a eso de las 2:28 de la mañana, cuando estaba a punto de iniciar el atraco, y del que descendió la mujer protagonista del robo, ahí fue cuando ocurrió el chispazo.

Entre los mismos empleados, surgió uno que preguntó en voz alta: ¿Quién tiene un auto Nissan Tsuru color blanco? Todos callaron y voltearon automáticamente hacia el empleado de todas las confianzas de la Dirección General, a quien le brillaron los ojos y agachó la mirada.

El auto Nissan tenía un accesorio adicional, que llamó la atención de los presentes, ya que portaba un foco –un stop- en los cristales traseros, que se activa al frenar, que no es común, pues no viene en los carros de agencia. Y si, efectivamente se trataba del auto del chofer del periódico.

Ya lo demás es historia. El implicado confesó al propietario de este medio de comunicación haber sido el autor intelectual del robo, implorado clemencia, pensando que ante su confesión las culpas se repartirían sólo entre sus cómplices, lo cual no sucedió así.

Pero también cometió otro error: Ese mismo día que se supo que él estaba implicado en la operación delictiva, antes de llegar a las oficinas de este medio de comunicación dejó su motocicleta en la casa del propietario del Sol Quintana Roo, en donde días después de confirmarse la participación de este, se detectó que en la caja de la moto se encontraban uniformes de los que fueron utilizados en el robo.