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C. Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta, Gobernador Electo del Estado Libre y Soberano de Puebla

Argonmexico /  P r e s e n t e:

Gobernador Electo:

Usted fue impuesto como Candidato de nuestro movimiento con una encuesta amañada y su pírrica victoria es la demostración fehaciente de ese desatino, ya que más de un 85% de los poblanos no fueron a votar por usted ni por MORENA.

Ganó gracias a una fortuita alianza electoral, porque de ir solo a la contienda con MORENA, usted hubiera perdido la Gubernatura.

Ahora sí necesitó vejigas para ganar.

Tiene usted el rechazo de la mayoría de los poblanos. No hay nada de lo que usted pueda sentirse orgulloso y, para colmo, dejó en entredicho el poder de convocatoria y de unidad en la pluralidad de MORENA.

Es decir, a un año del tsunami popular que sepultó a la oposición en Puebla, apenas llegó con flotador y salvavidas hasta la orilla de un diezmado chipi chipi electoral.

Ofreció reconciliación entre los poblanos y ya envío señales funestas sobre sus adversarios internos y externos. Inició de inmediato una vengativa estrategia para cobrarse afrentas y anular a los que ya considera sus enemigos en Puebla.

En su visión rupestre y supina de la política, que es una versión reciclada del poder cómo patrimonialismo tribal, ya repartió el Gobierno de Puebla, cual si fuera su pastel de cumpleaños: entre cuates y cuotas.

Siempre ha sido usted goloso, pero ahora sí se pasó de dulce de camote.

La próxima administración poblana, sólo estará pagando facturas a los oscuros intereses que lo impusieron, primero como candidato y, segundo, cuando lo apoyaron, en medio de un insultante dispendio, en su campaña para la Gubernatura.

Pobres poblanos: tan cerca de usted y tan lejos del valor político y moral del Presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien usted ostensiblemente no lo emula en el cotidiano ejemplo, sino lo ha utilizado de trampolín personal de su ambición política y económica.

Usted no tiene la autoridad política ni la moral pública para gobernar a millones de poblanos honestos y comprometidos con las mejores causas que los animan, cuantimenos posee un gramo de legitimidad democrática.

Pedirle que se disculpe con todos ellos por todas las traiciones que han marcado su vida pública, es como pedirle peras al olmo. Su honradez y probidad cabe en un dedal liliputiense.

Yo no soy ni tan puro ni tan casto. Nunca ha estado en duda mi autoridad moral ni mi autoridad democrática, que es congruente en toda mi trayectoria política, desde hace más de tres décadas de lucha permanente en contra de un régimen político y económico, corrupto y corruptor, que está siendo desmantelado por el Presidente de México y del cual usted fue un conspicuo beneficiario de sus pingües prebendas y canonjías.

Por tal motivo, y ya pasado el proceso electoral, ratifico todas y cada unas de mis afirmaciones en su contra, en espera que ahora sí se atreva a denunciarme, a fin de demostrarle que usted no cumple con los tres principios fundacionales de Morena: no mentir, no robar y no traicionar al pueblo.

Espero su denuncia sentado y le exijo que asista a rendir su declaración ante el Ministerio Público Federal de la Fiscalía General de la República, para que acredite ante ellos, lo que usted ha venido negando y yo demostrando.

Confío en que después de eso, se habrá ganado la otra Batalla en Puebla: el renacimiento de la verdad, la razón y el imperio de la ley, porque por encima de ella, nada ni nadie.

Por mi admiración y respeto a los poblanos, quedo de ellos a sus siempre respetables órdenes.

Alejandro Rojas Díaz Durán,

Senador suplente de la República.

Consejero de Morena.