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Intervención de Diputada Federal del GPPRI María Alemán Castillo, Fijando Posicionamiento en la Revocación de Mandato, en la Sesión Ordinaria del Jueves 14-3-2019

Por José Luna

Argonmexico / Gracias presidente, qué lástima que no se encuentre ya entre nosotros el presidente Porfirio Muñoz Ledo, para que pudiera ver de cerca estos castillos, que sí, efectivamente, son los castillos en los que se cimienta la democracia de nuestro país.

El primero de diciembre, en palabras de nuestro coordinador René Juárez, lo dijimos claro y fuerte, dejemos de pensar en la reelección y comencemos a pensar en la nación.

Hoy es un día histórico para México, está por cambiar el rumbo democrático de nuestro país.

Y como mexicana, me siento obligada a agotar este último espacio de diálogo con las y los legisladores del grupo mayoritario.

Por un instante, por favor por un instante, intenten escuchar y pensar solo como mexicanas y mexicanos.

Escuchen con intención de entender, y no solo con la intención de responder.

Soy una convencida de los mecanismos de participación ciudadana, prueba de ello, es la iniciativa que hemos presentado en el grupo parlamentario para crear la Ley General de Participación Ciudadana, incluso la propia presentada en materia de revocación de mandato.

Los mecanismos de participación ciudadana están diseñados para que el protagonista, como su nombre lo señala, sea siempre el ciudadano, situación muy distinta a lo que hoy ustedes plantean, donde el actor principal, el protagonista es el Presidente.

La revocación de mandato es un instrumento de los ciudadanos para decidir sobre la destitución del Presidente, cuando los ciudadanos consideren que su desempeño no ha sido el adecuado.

Revocar significa retirar, quitar ese mandato que le ha sido confiado por los ciudadanos para dirigir a la nación.

Que es distinto a decidir la permanencia, como ustedes lo están planteando. Porque decidir la permanencia significa decidir la duración del mandato del Presidente de la República.

Entonces partiendo de eso que es muy básico, hoy ustedes le estarán dando a México una ratificación del mandato y no una revocación.

De entrada, tenemos un problema conceptual, están confundiendo lo que es una consulta con una elección.

Una consulta implica preguntarle a los ciudadanos sobre un tema de relevancia nacional, como puede ser el desempeño de un mandatario, y la respuesta a esa pregunta puede traer como consecuencia la destitución, es decir, el retiro de la confianza ciudadana sobre aquel personaje.

La elección, por otro lado, implica un proceso por el cual los ciudadanos eligen a sus representantes en el gobierno.

Ambas, tanto las consultas como las elecciones, generan derechos y libertades para los ciudadanos.

Partiendo de tener claras estas dos diferencias, es importante pedirles que tengan conciencia de lo siguiente.

Primero, siendo la revocación de mandato un instrumento para que la gente decida, ¿no debería ser únicamente facultad de los ciudadanos solicitarlo?

Quiero decir, por qué permitir que el Congreso o el propio Presidente solicite este mecanismo, ¿no sería un contrasentido siendo éste un instrumento que busca empoderar al ciudadano?

En nuestro grupo parlamentario sí apostamos por la revocación de mandato, siempre y cuando ésta sea convocada por los ciudadanos, tal como lo definió el Constituyente en la Constitución de la Ciudad de México, de la cual, varios compañeros de aquí formaron parte.

Incluso, el señor presidente Porfirio Muñoz, que de manera respetuosa se hace llamar padre de esta Constitución, formó parte. No entiendo qué es lo que pasó, qué fue lo que cambió.

Basta recordar que en el apartado G del artículo 25 de esta Constitución, se define claramente lo siguiente:

Las y los ciudadanos tienen derecho a solicitar la revocación del mandato de representantes electos cuando así lo demande al menos el 10 por ciento de las personas inscritas en la lista nominal de electores del ámbito respectivo.

Segundo, la consulta para la revocación del mandato, solo procederá una vez cuando haya transcurrido al menos la mitad de la duración del cargo de la representación popular del que se trate.

No caigamos en simulaciones disfrazadas de democracia, compañeros.

Segundo, ustedes recordarán que nuestros antecesores de la Sexagésima Tercera Legislatura, quienes aprobaron la reelección, establecieron que no les aplicaría a ellos, y esto fue por dos razones básicas.

Primera, ellos habían sido electos bajo condiciones distintas, es decir, no estaba considerada la opción de repetir en el cargo cuando los ciudadanos los eligieron.

Y segunda y más importante aún, porque ellos no podían aprobar una reforma, que aprobaban ellos y les beneficiara a ellos.

En el Grupo Parlamentario del PRI nos resulta importante aclarar que de aprobarse esta reforma, ésta debe entrar en vigor a partir del 2024, y aplicarla al Presidente de la República que resulte electo a partir de ese año, siguiendo la lógica de quienes nos antecedieron y actuaron de manera responsable.

Tercero, recordando esta diferencia que existe entre consulta y elección, y teniendo claro que son dos conceptos diferentes, entonces lo correcto sería llevar a cabo estos dos ejercicios en momentos y en fechas distintas.

En particular, hablando de la consulta de carácter de revocación de mandato, garantizándole así a las y a los mexicanos, la libertar de decidir, ejercer su derecho político en cada caso, en cada ejercicio.

Además, para que el ciudadano pueda realmente hacer una valoración objetiva del desempeño del Presidente, es necesario que cuando menos transcurra la mitad del periodo constitucional, lo que sería al término del tercer año de ejercicio.

Usar esta herramienta de manera distinta, no es más que la clara intención de llevar al Presidente a la boleta electoral en la elección de diputados federales intermedia a su mandato.

Que insisto, no estamos hablando de una elección con el único objetivo de que si su aprobación sigue siendo positiva, esto ayude, abone a ganar espacios en la Cámara que le permitan mantener su mayoría y como hasta ahora, hacer y deshacer a su antojo, siendo así el siguiente paso, es la reelección.

Y nos advierte que el pueblo mexicano quiera parecerse a Bolivia, a Ecuador o Venezuela, como intentan ya eliminarlo de la memoria y del imaginario colectivo, borrando cualquier frase que haga referencia a la no reelección.

Señoras y señores, si realmente aman a este país, déjenle un legado democrático, sean valientes y digan no, porque México no merece menos de ustedes.

Esta decisión histórica se trata de poder ver de frente a los ciudadanos y decirles que no destruimos a la democracia.

¡Sufragio efectivo, no reelección!

Es cuanto, presidente.